UN MOMENTO CON DIOS
Dios convierte nuestras desgracias en esperanza.
“DIOS dijo: «Cuando los pobres tengan sed, y con la lengua reseca busquen agua y no la encuentren, yo vendré a rescatarlos y no los abandonaré.” (Isaías 41. 17)
Hoy hablaremos sobre los
desiertos espirituales. ¿Alguna vez nos encontramos en uno? Muchos quisieran
realmente evitarlos, pero hoy vamos a aprender de ellos.
Miremos lo que dice Isaías 41.
17 - 20: “Dios dijo: «Cuando los pobres tengan sed, y con la lengua reseca
busquen agua y no la encuentren, yo vendré a rescatarlos y no los abandonaré.
Yo soy el Dios de Israel. Entre los cerros desiertos, y entre los áridos
valles, haré que roten ríos, arroyos y manantiales. En los lugares más secos
plantaré toda clase de árboles. Así todo el mundo verá que, con mi poder, yo he
creado todo esto. Entonces comprenderán que yo soy el Dios santo de Israel».
Y miremos lo que dice Dios en
Oseas 2. 14 - 15: “A pesar de todo eso, llevaré a Israel al desierto, y
allí, con mucho cariño, haré que se vuelva a enamorar de mí. Le devolveré
sus viñas, y convertiré su desgracia en gran bendición. Volverá a responderme
como cuando era joven, como cuando salió de Egipto.”
En el desierto nos encontramos
con Dios, en el desierto oímos Su voz tierna, allí Dios renueva nuestra
esperanza, mostrando Su poder sobrenatural. ¡En el desierto podemos aprender
que Dios es todo lo que necesitamos! El desierto también es un tiempo de
preparación para el ministerio, así lo fue para Jesús que estuvo 40 días allí.
(Mateo 4. 1 - 11)
Así que, si nos encontramos en
el desierto, ¡Alabemos a Dios!
Porque estamos a punto de ver
la mano sobrenatural de Dios convirtiendo nuestro valle de la Desgracia en el
paso de la Esperanza. Y recordemos que
“¡Dios no es como nosotros! No
dice mentira alguna ni cambia de parecer. Dios cumple lo que
promete.” (Números 23.19)
Dios les bendiga
abundantemente.
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