lunes, 9 de enero de 2023

Un momento... Los malentendidos

 


UN MOMENTO CON DIOS

Los malentendidos. 

 

 “Como manzanas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos.” Proverbios 25. 11 – 12)

 “Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno”. (Colosenses 4. 6) 

 Los conflictos surgen generalmente de los malentendidos. Los malentendidos a su vez, surgen de la falta de comunicación. La falta de comunicación puede ser originada por el temor de herir susceptibilidades.

El temor de herir susceptibilidades a veces viene de malas experiencias pasadas, en las cuales hemos hecho daño a otros con nuestras palabras lanzadas al descuido.

Lo que habría que analizar es si esas palabras con las cuales hicimos daño a otros tenían la intencionalidad de edificar o de destruir.

Si la intención original estaba basada en un genuino amor, no deberíamos preocuparnos por la situación que ellas hubiesen podido haber generado. Si la intención era hacer daño, entonces tenemos un problema de pecado que tenemos que reconocer y debemos llevar al Padre en oración para que nos sea perdonado.

Cuando es necesario hablar, el amor no puede callar. Por eso nuestras palabras de exhortación siempre deben ser pronunciadas con ánimo de edificar y no de destruir. Aun cuando nuestras palabras, intencionalmente bondadosas, puedan causar daño, hemos de pronunciarlas siempre y cuando nos aseguremos que son palabras que surgen del corazón y de un amor sincero.

Ahora pongámonos en el lado del receptor del mensaje.

¿Cómo hemos tomado las cosas que se nos han dicho? ¿Las hemos recibido con humildad, sabiendo que ellas nos ayudarán a crecer o, por el contrario, las hemos recibido como una agresión que merece una respuesta contundente de nuestra parte?

Si nuestra actitud como receptores del mensaje no es conflictiva podremos sacar mucho provecho de lo que se nos advierte. Si por el contrario estamos siempre a la defensiva, todo lo que se nos diga será entendido como un ataque y se avivará la llama del conflicto. Recordemos que el amor “Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”  

La mansedumbre y la humildad son necesarias en nuestro diario vivir, porque todos los días nos enfrentaremos a situaciones que nos querrán robar la paz, pero depende de nosotros el que eso pase, depende de cada uno de nosotros el ser impulsivos o pensar antes de hablar.

Antes que respondamos negativamente a una exhortación, pensemos bien lo que vamos a decir, así como en las consecuencias que eso traerá y sobre todo pensemos si seríamos capaces de decir eso mismo en un momento de pasividad, todo eso nos ayudará a medir nuestras palabras lo cual agradará a Dios.

“Mi boca hablará sabiduría, Y el pensamiento de mi corazón inteligencia”. (Salmos 49. 3)

Dios les bendiga abundantemente.

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