UN MOMENTO CON DIOS
Las oportunidades de Dios.
“… En ÉL tenemos puesta nuestra esperanza, y ÉL seguirá librándonos”. (2 Corintios 1. 10b)
Por lo general, pensamos que
“una oportunidad” es “una ocasión para prosperar en la vida”. De cualquier
área de nuestra vida que se trate,
nos encanta la idea
de que se nos “abra una puerta”
o que se presente un momento favorable en
el que tengamos “la oportunidad de
la vida”. ¿Cierto? Pero, ¿hemos pensado alguna vez en "la
oportunidad" desde la perspectiva de Dios?
Alguien escribió lo siguiente:
“Nuestras peores circunstancias pueden ser la mejor oportunidad de Dios para
dar una nueva significación a nuestras vidas”.
Este principio se manifestó en
la vida del apóstol Pablo. En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo les habla a
los Corintios de una ocasión en la que él y sus compañeros se encontraban bajo
una fuerte presión, mucho más allá de su capacidad y sus fuerzas. Hasta
pensaron que iban a morir.
Pero Pablo les dice que,
durante esos momentos de angustia, aprendieron a confiar, no en ellos mismos,
“sino en Dios que resucita a los muertos.” (2 Corintios 1. 9)
Una de las historias más
impactantes y conmovedoras de la Biblia es la que nos narra la vida de
Job. Job era un buen hombre, amaba a Dios y era obediente. La Biblia lo
describe como un “hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal.” (Job 1.1). Sin embargo, en un período de
varias semanas Job perdió todas sus propiedades, sus hijos y hasta su salud
habiendo sido afectado “con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la
coronilla de la cabeza.” (Job 2. 7). Y como si todo esto fuera poco, hasta su
propia esposa llegó a decirle: “Maldice a DIOS, y muérete.” (Job 2. 9)
La situación de Job era
realmente desesperante, pero fue una magnífica oportunidad para que Dios le
mostrara Su poder, y él llegara a conocer al Señor profundamente, al punto que
declaró: “De oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos” (Job 42.
5). Y "Dios le devolvió su prosperidad anterior, y aún le dio dos veces
más de lo que antes tenía." (Job 42. 10)
El joven José fue vendido por
sus hermanos como esclavo porque le tenían envidia. Fue llevado a Egipto donde
un oficial del ejército de Faraón lo compró. La esposa del oficial se enamoró
de José e intentó seducirlo. Él se negó a acceder a sus deseos y ella, por
despecho, lo acusó de que había intentado violarla. Entonces José fue echado a
la cárcel donde pasó dos años.
¿Quién podría considerar todo
esto como una “buena oportunidad” para José? Absolutamente nadie. Pero para Dios
fue una oportunidad de hacer algo extraordinario en la vida de aquel joven. Y
José llegó a ser el segundo en orden de autoridad en todo Egipto. Solamente el
Faraón era mayor que él. Y así pudo alimentar a toda su familia y a su pueblo
que moría de hambre. Casi al final de su vida, José pudo decir a sus hermanos:
“Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero DIOS transformó ese mal en
bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.”
(Génesis 50. 20)
Cuando pensamos en las cosas
que están pasando en nuestra vida en estos momentos, ¿reconocemos la
oportunidad de que Dios se manifieste y nos enseñe algo?
Bien sea una época de dolor o
sufrimiento; o momentos de ansiedad e incertidumbre; o tal vez hemos estado
luchando por algún tiempo y hemos llegado al final de nuestras fuerzas y nuestras
esperanzas se han desvanecido.
Nuestra peor circunstancia
podría ser la mejor oportunidad de Dios. No perdamos la fe. Confiemos en Él.
Dios dará un nuevo significado
a nuestra vida, como lo hizo con Pablo, Job, José y tantos otros de los que nos
habla la Biblia.
Dios les bendiga
abundantemente.
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