martes, 10 de enero de 2023

Un momento... Las oportunidades de Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

Las oportunidades de Dios.

 

 “… En ÉL tenemos puesta nuestra esperanza, y ÉL seguirá librándonos”.  (2 Corintios 1. 10b)

 

Por lo general, pensamos que “una oportunidad” es “una ocasión para prosperar en la vida”. De cualquier área de nuestra vida que se trate, nos encanta la idea de que se nos “abra una puerta” o que se presente un momento favorable en el que tengamos “la oportunidad de la vida”. ¿Cierto? Pero, ¿hemos pensado alguna vez en "la oportunidad" desde la perspectiva de Dios?

Alguien escribió lo siguiente: “Nuestras peores circunstancias pueden ser la mejor oportunidad de Dios para dar una nueva significación a nuestras vidas”.

Este principio se manifestó en la vida del apóstol Pablo. En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo les habla a los Corintios de una ocasión en la que él y sus compañeros se encontraban bajo una fuerte presión, mucho más allá de su capacidad y sus fuerzas. Hasta pensaron que iban a morir.

Pero Pablo les dice que, durante esos momentos de angustia, aprendieron a confiar, no en ellos mismos, “sino en Dios que resucita a los muertos.” (2 Corintios 1. 9)

Una de las historias más impactantes y conmovedoras de la Biblia es la que nos narra la vida de Job. Job era un buen hombre, amaba a Dios y era obediente. La Biblia lo describe como un “hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” (Job 1.1).  Sin embargo, en un período de varias semanas Job perdió todas sus propiedades, sus hijos y hasta su salud habiendo sido afectado “con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.” (Job 2. 7). Y como si todo esto fuera poco, hasta su propia esposa llegó a decirle: “Maldice a DIOS, y muérete.” (Job 2. 9)

La situación de Job era realmente desesperante, pero fue una magnífica oportunidad para que Dios le mostrara Su poder, y él llegara a conocer al Señor profundamente, al punto que declaró: “De oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos” (Job 42. 5). Y "Dios le devolvió su prosperidad anterior, y aún le dio dos veces más de lo que antes tenía." (Job 42. 10)

El joven José fue vendido por sus hermanos como esclavo porque le tenían envidia. Fue llevado a Egipto donde un oficial del ejército de Faraón lo compró. La esposa del oficial se enamoró de José e intentó seducirlo. Él se negó a acceder a sus deseos y ella, por despecho, lo acusó de que había intentado violarla. Entonces José fue echado a la cárcel donde pasó dos años. 

¿Quién podría considerar todo esto como una “buena oportunidad” para José? Absolutamente nadie. Pero para Dios fue una oportunidad de hacer algo extraordinario en la vida de aquel joven. Y José llegó a ser el segundo en orden de autoridad en todo Egipto. Solamente el Faraón era mayor que él. Y así pudo alimentar a toda su familia y a su pueblo que moría de hambre. Casi al final de su vida, José pudo decir a sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero DIOS transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.” (Génesis 50. 20)

Cuando pensamos en las cosas que están pasando en nuestra vida en estos momentos, ¿reconocemos la oportunidad de que Dios se manifieste y nos enseñe algo? 

Bien sea una época de dolor o sufrimiento; o momentos de ansiedad e incertidumbre; o tal vez hemos estado luchando por algún tiempo y hemos llegado al final de nuestras fuerzas y nuestras esperanzas se han desvanecido.

Nuestra peor circunstancia podría ser la mejor oportunidad de Dios. No perdamos la fe. Confiemos en Él.

Dios dará un nuevo significado a nuestra vida, como lo hizo con Pablo, Job, José y tantos otros de los que nos habla la Biblia.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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