jueves, 27 de abril de 2017

Leyendo... 2 de Reyes capítulo 25


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LECTURA DIARIA:
2 de Reyes capítulo 25

Después de tres años de estar sometido a los babilonios, Sedequías se rebeló inútilmente, lo cual precipitó el sitio final de Jerusalén por Nabucodonosor.
Judá fue invadida por los babilonios tres veces, al igual que Israel fue invadido por los asirios en tres ocasiones. Una vez más, Dios mostró su misericordia frente al castigo merecido al dar al pueblo repetidas oportunidades para que se arrepintiera.
El mal penetró en Judá y la ira de Dios estalló en contra de su pueblo rebelde. Babilonia conquistó Asiria y llegó a ser la nueva potencia mundial. El ejército babilónico marchó en Jerusalén, quemó el templo, demolió las grandes murallas de la ciudad y llevó al pueblo en cautiverio.
En el 586 a.C. cayó Jerusalén, y el reino de Judá fue llevado al cautiverio. Judá tuvo 20 reyes, todos pertenecientes a la dinastía de David, pero sólo a 8 de ellos se les ha considerado buenos monarcas. Sedequías fue deportado, sus hijos muertos y se le privó de la vista.
Los babilonios quemaron a Jerusalén, saquearon y destruyeron el templo, y los líderes de Judá fueron ejecutados.
Judá, al igual que Israel, fue infiel a Dios. Dios, como lo había advertido, permitió que Judá fuera destruida y llevada en cautiverio. 
La gente más pobre permaneció en tierra de Judá, y Nabucodonosor designó a Gedalías como gobernador. Este rigió eficientemente la región durante dos meses, pero fue muerto por Ismael.
En lugar del rey (Sedequías), que había sido deportado a Babilonia, Nabucodonosor designó un gobernador (Gedalías) el que administraría fielmente las políticas babilónicas. Esta historia ilustra cómo se fue la última esperanza que tenía Israel de recuperar su tierra, aun sus oficiales del ejército (que ahora eran guerrilleros rebeldes) habían huido. El reino terrenal de Judá fue totalmente demolido, pero a través de los profetas Ezequiel y Daniel, que también estaban cautivos, Dios pudo mantener su reino espiritual en los corazones de muchos de los exilados.
El rey Evil-merodac, hijo de Nabucodonosor, llegó a ser rey del Imperio Babilónico, veinticuatro años después del comienzo del cautiverio, y treinta y siete años después de que Joaquín había sido sacado de Jerusalén. El nuevo rey trató a Joaquín con bondad, hasta le permitió comer en su mesa. Más tarde, Evil-merodac fue muerto en un complot planeado hecho por su cuñado, Nergal-sarezer, que lo sucedió en el trono.
2 Reyes concluye con una nota positiva de esperanza. Gracias a la misericordia de Dios le permitiría eventualmente a los judíos regresar a su tierra.

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