lunes, 24 de abril de 2017

Leyendo... 2 de Reyes capítulo 22


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LECTURA DIARIA:
2 de Reyes capítulo 22

Josías comenzó a reinar cuando tenía apenas ocho años. Su reinado fue largo de treinta y un años.
Tuvo grandes tutores que le enseñaron junto con su madre la fe en Dios.
Llevó una vida integra de principio a fin. Pocos reyes lograron lo que hizo Josías, tener toda una vida sin dejar el camino del Dios verdadero.
A los 18 años de su reinado, es decir cuando Josías tenía 24 años de edad, mandó recoger el dinero que ya se había recolectado con anterioridad para reparar el templo. La gente había dado para que el templo fuera arreglado.
Se requirió de una gran mano de obra para reparar el templo, lo que indica lo descuidado que estaba.
El sumo sacerdote Hilcías le dio a Safán escriba el libro de la ley de Moisés que se encontraba en el lugar santísimo.
El libro se había perdido o lo habían robado, pero no se dice que alguien se hubiera preocupado por el.
Safán no perdieron el tiempo y lo leyeron de inmediato, tenían hambre de la palabra, e inmediatamente llevaron la noticia al rey. El rey Josías, escuchó por primera vez el libro de la ley de Dios.
Al escuchar los mandamientos de Dios, Josías comprendió muchas cosas que habían sucedido, rasgó sus vestidos en señal de dolor, por no haber cumplido los mandamientos que ahí se decían.
El rey quería saber cómo se encontraba delante de Dios. La mayoría de los reyes anteriores lo ignoraron.
El sumo sacerdote y el escriba Safán, fueron a recibir palabra de Dios de Hulda la profetiza, quien vivía en un barrio de Jerusalén.
A pesar de todo lo bueno hecho por Josías el mal estaba determinado, no solo el país seria destruido, sino también las gentes sentirían la disciplina.
Dios le indicó a Josías la causa de este castigo, los reyes anteriores fueron los que provocaron a Dios, no Josías.
A diferencia de los otros reyes, Josías atendió a la ley de Dios fue sensible y receptivo a las palabras del libro de la ley, reconoció el mal tan grave que se había hecho contra Dios y sintió un profundo dolor por el pecado que se había cometido contra Dios.
Dios recibió la oración y suplica de intercesión de parte de Josías.
Josías moriría en paz, no sería parte de esta destrucción, pero el castigo sobre Judá vendría.

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