Leyendo... 2 de Samuel capítulo 7

LECTURA DIARIA:
2 de Samuel capítulo 7

La vida había cambiado para David, ya no era un pastorcillo ni un prófugo, era el rey. Ya no vivía ambulante en cuevas, ahora tenía una casa de cedro, era un palacio construido por Hiram rey de Tiro.
En la abundancia David pensó en Dios y en donde estaba el arca mientras el moraba en casa de cedro.
Aquí se introduce al profeta Natán por primera vez, en la época de cada rey había un profeta. La labor del profeta era exhortar al pueblo, comunicarles los planes del rey y la ley de Dios.
Dios se comunicaba con los profetas para transmitir su mensaje. Dios le dio un mensaje a Natán para David por medio de una pregunta. ¿Tú me has de edificar casa en que yo more? La pregunta indicaba que Dios no permitiría que David lo hiciera.
Dios no rechazo la idea de David, simplemente la aplazo porque él no sería la persona indicada para hacerla
David fue llamado para unificar la nación y apacentar a Israel no a construir un templo.
En el mensaje Dios le dice que estuvo con David todo el tiempo incluyendo los momentos difíciles. Le dice también que le había dado un lugar destacado entre los grandes. David no tenía idea hasta donde llegaría la fama de su nombre. La grandeza dada a David no era solo para el, sino para que bendijera a su pueblo.
Dios prometió a David que un hijo suyo reinaría después de él. Le indica que el hijo de David seria quien edificaría el templo para él. Dios estaría con su hijo como lo estuvo con David, pero si pecaba y se apartaba de Él, recibiría castigo. Natán transmitió el mensaje de Dios fielmente a David. David estaba en la tienda donde se encontraba el arca. David estaba agradecido no solo por las promesas de Dios sino porque también se las había revelado.
David sabia que las bendiciones no serian solo para él, sino para que su pueblo recibiera bendición.
David acepta humildemente las promesas de Dios. David sabia que Dios no miente y lo dicho se cumpliría.