jueves, 9 de febrero de 2017

Leyendo... 1 de Samuel capítulo 28


No hay descripción de la foto disponible.
LECTURA DIARIA:
1 de Samuel capítulo 28

Aquis pide a David pelear contra su pueblo Israel. Los filisteos habían sido enemigos de los Israelitas por muchos años aunque esta no sería una como las demás peleas.
David se había ganado toda la confianza de Aquis y lo pone como guarda de su vida. David no contesta al rey directamente si lo hará o no.
Luego de la muerte de Samuel, Israel ya no contaba con un líder espiritual que tuviera una gran comunión con Dios.
El peligro era grande e inminente, Saúl no lo podía ignorar, así es que se preparo, porque sabía que algo andaba muy mal.
El peligro y miedo impulsan a Saúl a buscar a Dios, pero no hubo contestación.
Saúl mismo ya había desechado a Dios, la última vez que hablo con Samuel le dijo tu Dios.
La desesperación de Saúl era muy grande, por eso buscó una adivina, aunque antes las había mandado matar.
Como Saúl había mandado matar a las hechiceras, tenía que disfrazarse para ser recibido por la adivina de Endor.
Dios condenaba lo que estaba haciendo Saúl, y el bien lo sabia. 
La adivina tenía miedo y Saúl se atrevió a jurarle por Dios que no le haría nada.
Cada paso que estaba dando Saúl iba muy en contra de los mandatos de Dios
Saúl pide a la adivina traer a Samuel. 
Es difícil pensar que Dios permitiría que los muertos estuviesen subiendo y bajando.
La mujer describió al espíritu y Saúl dio por hecho que era Samuel. El relato Bíblico nunca dice que Saúl vio a Samuel, solo escuchaba a la espiritista, el espíritu la posesionó.
El mismo afán de Saúl pudo haberle hecho pensar que era Samuel. Dios puede enviar espíritus engañadores a aquellos que le han rechazado. (2 Tesalonicenses 2.8-12)
Dios envía espíritus mentirosos para confundir a los que le rechazan. (1 Reyes 2.21-22). Anteriormente Dios había enviado espíritus malos a Saúl (1 de Samuel 18.10)
La Biblia enseña que los muertos no pueden venir del mas allá (Lucas 16.19-31). La adivinación es claramente condenada. (1 Samuel 15.23)
Dios se había apartado de Saúl desde hacía mucho tiempo. Si Dios no quería comunicación con Saúl, tampoco dejaría a Samuel comunicarse con él.
El espíritu no da un mensaje nuevo, simplemente repite lo que Saúl ya sabía.
Lo nuevo era que el moriría al día siguiente y también sus hijos.
Saúl es turbado por las palabras de escuchadas, él era un hombre grande y corpulento, pero aun así cayó ante las palabras.
Antes de partir, Saúl es animado a comer algo por la misma adivina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario