domingo, 12 de febrero de 2017

Leyendo... 1 de Samuel capítulo 31


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LECTURA DIARIA:
1 de Samuel capítulo 31

Israel es derrotado por los filisteos en la zona montañosa del territorio de Isacar.
La familia real se encontraba sin ninguna clase de protección. En ese día mataron a los hijos mayores de Saúl.
Los filisteos lograron herir de muerte a Saúl cuando la batalla arrecio.
La estrategia filistea de atacar a distancia con los arqueros antes de llegar a un combate cerrado les funciono muy bien.
Saúl sabía que no podría defenderse ni escapar de los filisteos. Saúl sabía bien que no sobreviviría en esta ocasión, así es de que decidió la forma en que moriría y ordenó a su escudero que el mismo lo traspasara con su espada.
La primera opción de cómo morir no le fue posible a Saúl pues su escudero se negó. Era el deber del escudero cuidar la vida del rey, matarlo era un asunto muy grave.
Saúl tomo entonces su espada y se echó sobre ella matándose el mismo. Saúl fue alcanzado por su pecado, alejamiento de Dios y malas decisiones, aun en la muerte no vemos a Saúl poniéndose a cuentas con Dios, buscando arrepentido perdón.
Su escudero quien luego murió con él, fue quien paso al lado de Saúl sus últimos momentos.
El escudero prefirió morir con Saúl ahí mismo que enfrentar las consecuencias.
Los de Israel de la otra parte del valle huyeron. Con la caída de Saúl el pueblo entro en confusión y huyo dejando sus ciudades que fueron tomadas por los filisteos.
El pueblo también tuvo que pagar las consecuencias de haber pedido un rey.
Los filisteos se llevaron el cuerpo de Saúl y de sus hijos, les cortaron la cabeza y los despojaron de sus armas. 
Expusieron sus cabezas ante sus ídolos paganos como muestra de victoria sobre el Dios de Israel.
Pusieron sus armas en el templo de Astarot. Los filisteos dieron el crédito a su diosa pagana.
Aun en su muerte Saúl hizo que los paganos blasfemaran el nombre de Dios
El cuerpo de Saúl fue exhibido como trofeo por los paganos.
Los de Jabes de Galaad escucharon la noticia de lo que le había sucedido a Saúl, y decidieron arriesgar su vida para recuperar el cuerpo de Saúl, para expresar su gratitud y lealtad.
Rescataron los cuerpos y los quemaron. Esta es la única referencia donde el pueblo de Dios cremaron un cuerpo.
Luego decidieron una sepultura para los huesos de Saúl debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron por él durante siete días.
Saúl trató de agradar a Dios con arrebatos de religiosidad, pero la espiritualidad verdadera requiere de toda una vida de constante obediencia.

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