sábado, 4 de febrero de 2017

Leyendo... 1 de Samuel capítulo 23


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LECTURA DIARIA:
1 de Samuel capítulo 23

Keila estaba a 13 km al noroeste de Hebrón, cerca de los filisteos. Los filisteos atacaron las eras porque no estaban bien defendidas los hombres tenían miedo y el rey no los atendía. Era la responsabilidad del rey Saúl de defenderlos, pero Saúl por estar obsesionado con David no los atendía.
Alguien se acuerda de David y le da la noticia de lo que está sucediendo.
David no se dejo llevar por sus impulsos, antes busco la dirección divina. El Señor le indico a David que defendiera a los de Keila.
Los hombres que estaban con David no eran guerreros y tuvieron miedo de ir.
A consecuencia del temor de sus hombres David volvió a consultar a Dios, para asegurarse de lo que harían. Dios pelearía en lugar de los hombres de David, la victoria era segura.
Esta victoria debe haber ayudado a que los hombres confiaran en Dios.
David era guiado por el sacerdote Abiatar, el cual usaba el Efod, así Dios lo guiaba.
Al enterarse Saúl de donde estuvo David y lo que hizo, en lugar de agradecerle pensó en atacarlo. Keila era una ciudad con murallas, así que pensó que sería fácil matarlo. Saúl en lugar de ir contra los filisteos, iría contra David quien le ayudo a aniquilar al enemigo.
David decidió consultar a Dios para ver si era verdad que Saúl vendría a atraparlo.
Dios le dijo que no solo descendería Saúl, sino que la ciudad de Keila entregaría a David en sus manos.
David se escondió en el territorio de los hombres de Zif, los cuales eran descendientes de Caleb. El desierto de Zif estaba dentro del territorio de Judá.
La mano protectora de Dios estaba sobre David y no lo dejaría en manos de Saúl.
Saúl estaba luchando contra Dios sin darse cuenta, porque Dios estaba con David.
Jonathan va en busca de su amigo para animarle. Fue una gran muestra de una verdadera amistad, ya que Jonathan para ir a David estaba arriesgando nuevamente su vida. Jonathan le dice a David que siga confiando en Dios, porque se haría su voluntad. Jonathan había aceptado la voluntad de Dios y estaba consiente que no sería el próximo rey.
El pueblo de Zif quería quedar bien con el rey Saúl y le indicaron exactamente donde estaba David. Inclusive se ofrecieron a entregar a David personalmente, quizás pensaban en una recompensa.
Dios hacia que David todavía tuviera gracia con algunos hombres que lo alertaban y se fue al desierto de Maón.
No tardo mucho Saúl en enterarse donde estaba David y fue a seguirlo.
Cuando todo estaba perdido algo inesperado sucedió, irónicamente los filisteos enemigos de David, contra los que luchó, fueron los que indirectamente lo salvaron.
Antes a Saúl no le interesó Keila su pueblo, pero ahora regresaba. David mientras tanto se va para En – Gadi.

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