Leyendo... 2 de Samuel capítulo 6

LECTURA DIARIA:
2 de Samuel capítulo 6

David reúne a 30,000 escogidos para una misión especial. David quería traer el arca de Dios a la ciudad de David, tenía grandes planes para ella.
El arca había sido llevada a casa de Abinadab (1 de Samuel 4) y permaneció allí en la ciudad de Baala.
Para trasladar el arca la pusieron sobre un carro nuevo. Eso fue un error porque así no debía trasladarse el arca de Dios. Aunque la intención fue buena no era la forma que Dios había indicado.
Era un día de gran fiesta para toda la nación de Israel. 
Pero al parecer, durante el traslado, uno de los hijos de Abinadab, Uzza, al tambalearse el arca con buena intención quiso detenerla. El atrevimiento de Uzza provoco la ira de Dios, la falta fue tan grave que Uzza cayó muerto en ese momento, el sabía que no se debería de tocar el arca.
La tragedia fue tan grande que David nombro al lugar quebrantamiento de Uzza. Lo sucedido ayudó aun más a David a temer a Dios, ahora sería más precavido.
David tomó la decisión de llevarla a casa de Obed-edon, en cual fue bendecido por tener el arca. El arca era símbolo de la presencia de Dios.
Dios al bendecir la casa de Obed-edom indicaba que David podría tratar de llevar el arca a Jerusalén otra vez.
Ahora David intentaba llevar el arca con las personas indicadas, los sacerdotes.
Era tan solemne la transportación que cada seis pasos ofrecían un sacrificio.
En medio de gran júbilo llegaron a la ciudad de David, y el rey entró danzando delante de la presencia de Dios en medio de aclamaciones y trompetas.
Mical, la hija de Saúl, que lo estaba observando desde una ventana, desprecio a David cuando lo vio danzar y saltar.
Usualmente las mujeres eran quienes danzaban, no los hombres, esto explica en parte por la causa por la cual Mical se molesto.
Finalmente pusieron el arca en la ciudad de David, en el lugar reservado para ella.
Una vez delante del rey, Mical reclama a David por danzar, este atrevimiento desagradó a Dios y fue estéril por el resto de sus días, esta era una pena muy grande para una mujer.