UN
MOMENTO CON DIOS
Ya
es hora de levantarnos del sueño
“En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje”. (Romanos 13.11)
En nuestra vida material disponemos de 24 horas para distribuir en tres actividades: Trabajo, descanso y sueño. Muchos no guardan las proporciones y dedican su vida mayormente a una de estas actividades. El sueño es el tiempo que usa el organismo para su mantenimiento; pues en ese lapso, el cerebro solo se esfuerza en mantener las funciones vitales, para dedicar todo su esmero en la limpieza, reparación y restauración del organismo y es por eso que cuando dormimos bien, al siguiente día estamos llenos de energía y de entusiasmo.
Los
médicos aseguran que todos debemos tener un mínimo de siete u ocho horas de
sueño para poder rendir bien al día siguiente. Una persona bien descansada es
efectiva en sus tareas diarias. Es bien necesario gozar de un buen sueño
reparador cada noche. Existe, también, aquel sueño excesivo que hace que la
persona se sienta durante el día con somnolencia, como si siempre viviera
cansada. Muchas veces el excesivo sueño es un síntoma de debilidad y que algo anda
mal orgánicamente Y/o psíquicamente.
El versículo de este día nos alerta a levantarnos de nuestra somnolencia o
sueño espiritual. Existen cristianos que viven dormidos espiritualmente y no
están como dice la Biblia: Sobrios y velando todo el tiempo contra las
acechanzas del enemigo. La voluntad de Dios es que la presencia de Su Espíritu
Santo nos llene cada día, para que evitemos el adormecimiento espiritual. El
diablo se ha encargado de inyectar en muchos cristianos una especie de
"morfina" que hace que ellos vivan dormidos para las cosas
espirituales, pero bien despiertos para los apetitos de la carne y la
vanagloria de la vida.
Cuando
una persona está en sueño espiritual no ora, no lee la Palabra, no busca de
Dios, no se congrega, no vigila y lo más delicado es que no
obedece. Es síntesis, una persona en este estado, tampoco tiene el
Espíritu Santo de Dios en su corazón, quien debe gobernar y dirigir su
vida. Hay muchos que dicen ser cristianos, pero no obedecen y
tampoco leen la Biblia para no ser confrontados.
Bíblicamente
hablando un cristiano adormecido o dormido espiritualmente es algo anormal. Es
probable que su cristianismo esté necesitado de vitaminas celestiales para
vigorizar su andar espiritual. Cuando alguien tiene demasiado sueño, generalmente
va al médico para hacer una serie de análisis para detectar su mal.
Andemos en este día a los pies de Cristo y reconozcamos que nuestros síntomas
de adormecimiento espiritual nos están haciendo perder lo mejor de Dios para nuestra
vida. Pidamos al Señor una renovación espiritual y seremos levantados a las
alturas de la vida espiritual que el Señor quiere.
Dios
les bendiga abundantemente.
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