UN
MOMENTO CON DIOS
La alegría que da Dios
“Por
tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
Porque en su santo nombre hemos confiado.” (Salmo 33.
21)
Dios es especialista para cambiar situaciones y circunstancias difíciles. Lo
que parece imposible lo transforma en posible por Su gran poder. Él es muy
poderoso también para transformar un corazón triste y abatido en otro alegre y
victorioso. Así como de la abundancia del corazón habla la boca podemos decir
también que según lo que llene mi corazón “hablará” el rostro. La tristeza es
bien difícil de ocultar pues ella siempre se denota en las facciones del
rostro.
En
la vida existen muchas circunstancias o acontecimientos los cuales originan en
nosotros tristeza y angustias, pero gracias a Dios que en Cristo podemos
alegrar nuestro corazón.
“La
raíz de la fe produce la flor del gozo del corazón. Tal vez al principio no nos
regocijemos, pero llega a su debido tiempo. Confiamos en el Señor cuando
estamos tristes, y en su debido momento, Él responde de tal manera a nuestra
confianza que nuestra fe se logra cumplidamente y nosotros nos regocijamos en
el Señor. La duda engendra zozobra, pero la confianza significa gozo a la
larga.
La seguridad expresada por el Salmista en este versículo, es realmente una
promesa entregada en las manos de la confianza. Oh que recibamos gracia para
apropiarnos de ella. No obstante que no nos regocijemos en este momento, lo
haremos, tan ciertamente como que el Dios de David es nuestro Dios.
Debemos
meditar en el santo nombre del Señor, para que podamos confiar más en Él y para
que podamos regocijarnos más prestamente. Él es en carácter santo, justo,
verdadero, misericordioso, fiel e inmutable. ¿Acaso no hemos de confiar en un
Dios así?” C.H. Spurgeon
La
confianza en Dios alegra el corazón. Cuando nuestra confianza la ponemos en la
gente o las circunstancias podemos llenarnos de tristezas y angustias, pero si
ponemos primero y principalmente nuestra confianza en Dios ellas no nos van a
afectar. La confianza en Dios es sanadora pues alegra el corazón y hermosea el
rostro.
Únicamente en la presencia de Dios existe verdadera y permanente alegría. Entreguemos
nuestras cargas, preocupaciones y todo lo que nos entristece al Señor, recibamos
por fe ese gozo y alegría que viene de la presencia del Señor, que ha venido a
ponernos un manto de alegría en lugar de espíritu angustiado.
Dios
les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario