miércoles, 9 de marzo de 2022

Un momento... La fidelidad a Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

La fidelidad a Dios

 

 “Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2. 10)


Ser fiel demanda dejar todo por Dios. No podemos ser fieles si no queremos dejar todo por Dios, dejar todo demuestra que vamos a cumplir fielmente lo que Dios nos manda, de lo contrario no podremos cumplir con este mandamiento. Porque siempre va haber algo que nos interrumpa para ser fieles a Dios. Y estaríamos cumpliendo a media y Dios no quiere nada a media.

Ser fiel demanda sacrificar nuestro Yo. Nuestro Yo es dejar de hacer lo que Yo Pienso, lo que Yo creo, porque muchas veces pensamos Yo creo que esto o lo otro no es malo.

Tenemos que enterrar nuestro Yo para cumplir el mandamiento de ser fieles.

Ser fiel es no dejarse moldearse por el mundo. Romanos.12.1 - 2. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

No podemos ser fieles y dejarnos moldear por el mundo, el mundo no debe moldearnos a nosotros, sino nosotros al mundo, Lot no se dejó moldear por lo que los habitantes de Sodoma y Gomora hacían. Lot era abrumado cada día por lo que oía y veía, él estaba solo con su familia y donde él fuera oía cosas perversas, miraba cosas perversas pero eso no lo motivo a ser como esas personas, al contrario siempre estuvo dispuesto a ser fiel a Dios, ser fiel a Dios es dejar todo lo que el mundo ofrece las pasiones de los ojos, la vanagloria de la vida.

La perseverancia es una de las cualidades más difíciles de mantener. Muchos de nosotros hemos empezado diversas actividades por ejemplo: el estudio, los negocios, una relación interpersonal, etc., con muchas ganas pero al poco tiempo sentimos que somos incapaces de continuar y nos damos por vencidos.
En la relación con Dios sucede lo mismo ya que al mirar hacia atrás, he visto muchas personas empezar la vida cristiana con velocidad, para verlos poco tiempo después abandonando el Camino de la salvación.

Muchos pierden de vista que la vida cristiana es una carrera de resistencia y no de velocidad.
Debemos aprender a dosificar nuestra resistencia espiritual para llegar a buen término. El versículo de hoy nos anima a ser fieles, es decir, a perseverar creyendo en el Señor y obedeciendo sus preceptos. Esa es una decisión íntima y personal que debemos tomar. De nada vale hacerlo porque “los otros lo hacen”.
Dios mira el corazón y por sobre todo, la intención del corazón. Quizás nuestro andar cristiano actual sea inestable y descendente, pero si hoy nos animamos a hacer un alto, tomar fuerzas y volver a la senda ascendente de la plenitud espiritual, recorreremos el sendero que tantos otros cristianos han tomado: El sendero de la fidelidad continúa al Señor. Nunca lo olvidemos: Sin fidelidad a Dios no puede haber felicidad.

Dios les bendiga abundantemente.

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