UN
MOMENTO CON DIOS
La fidelidad
a Dios
“Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2. 10)
Ser
fiel demanda dejar todo por Dios. No podemos ser fieles si no queremos dejar
todo por Dios, dejar todo demuestra que vamos a cumplir fielmente lo que Dios
nos manda, de lo contrario no podremos cumplir con este mandamiento. Porque
siempre va haber algo que nos interrumpa para ser fieles a Dios. Y estaríamos
cumpliendo a media y Dios no quiere nada a media.
Ser
fiel demanda sacrificar nuestro Yo. Nuestro Yo es dejar de hacer lo que Yo
Pienso, lo que Yo creo, porque muchas veces pensamos Yo creo que esto o lo otro
no es malo.
Tenemos
que enterrar nuestro Yo para cumplir el mandamiento de ser fieles.
Ser
fiel es no dejarse moldearse por el mundo. Romanos.12.1 - 2. “Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”.
No
podemos ser fieles y dejarnos moldear por el mundo, el mundo no debe moldearnos
a nosotros, sino nosotros al mundo, Lot no se dejó moldear por lo que los
habitantes de Sodoma y Gomora hacían. Lot era abrumado cada día por lo que oía
y veía, él estaba solo con su familia y donde él fuera oía cosas perversas,
miraba cosas perversas pero eso no lo motivo a ser como esas personas, al
contrario siempre estuvo dispuesto a ser fiel a Dios, ser fiel a Dios es dejar
todo lo que el mundo ofrece las pasiones de los ojos, la vanagloria de la vida.
La
perseverancia es una de las cualidades más difíciles de mantener. Muchos de
nosotros hemos empezado diversas actividades por ejemplo: el estudio, los
negocios, una relación interpersonal, etc., con muchas ganas pero al poco
tiempo sentimos que somos incapaces de continuar y nos damos por vencidos.
En la relación con Dios sucede lo mismo ya que al mirar hacia atrás, he visto
muchas personas empezar la vida cristiana con velocidad, para verlos poco
tiempo después abandonando el Camino de la salvación.
Muchos
pierden de vista que la vida cristiana es una carrera de resistencia y no de
velocidad.
Debemos aprender a dosificar nuestra resistencia espiritual para llegar a buen
término. El versículo de hoy nos anima a ser fieles, es decir, a perseverar
creyendo en el Señor y obedeciendo sus preceptos. Esa es una decisión íntima y
personal que debemos tomar. De nada vale hacerlo porque “los otros lo hacen”.
Dios mira el corazón y por sobre todo, la intención del corazón. Quizás nuestro
andar cristiano actual sea inestable y descendente, pero si hoy nos animamos a
hacer un alto, tomar fuerzas y volver a la senda ascendente de la plenitud
espiritual, recorreremos el sendero que tantos otros cristianos han tomado: El
sendero de la fidelidad continúa al Señor. Nunca lo olvidemos: Sin fidelidad a
Dios no puede haber felicidad.
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario