UN
MOMENTO CON DIOS
Una
conciencia limpia
El apóstol Pablo manifiesta: “Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. “(Hechos 24. 16)
Cuando
enfrentamos decisiones difíciles, ¿le prestamos atención a nuestra conciencia?
¿Creemos que somos sabios confiando en esa voz interior?
DIOS
nos ha dado un sentido interno de lo bueno y lo malo. En realidad, reflejar la
verdad del Señor en nuestro ser es una de las maneras que ÉL tiene para
manifestarse a la humanidad. La conciencia es una alarma divina que nos
advierte del peligro que se aproxima o de sus consecuencias. Su función
principal es darnos protección y guía.
El
problema, sin embargo, es que el pecado distorsiona la verdad y nos lleva por
el mal camino. Por tanto, es importante entender la diferencia que hay entre
obedecer lo que nos dice nuestro corazón, y permitir que una conciencia limpia
nos ayude a tomar decisiones.
Lo
contrario a una conciencia tranquila es una conciencia cauterizada. Esa es la
conciencia amputada, la cual es incapaz de sentir. Es la conciencia apática que
ha sido adormecida, la cual es ahora indiferente y relajada, como el corazón de
dicho hombre. Sin embargo, esa no era la conciencia de Pablo, ni puede ser la
conciencia de un hombre que camina teniendo una relación con Dios. La relación
con el Dios vivo da vida a la conciencia/corazón y solo con una conciencia viva
uno puede caminar con Él.
Antes
de tomar una determinación debemos preguntarnos: ¿Cómo influirá en mi
moralidad? Si la opinión del mundo acerca de lo que es aceptable se ha
infiltrado en nuestro corazón, entonces nuestra conciencia no es confiable.
Pero si hemos dejado que la Palabra de DIOS impregne y transforme nuestra
manera de pensar: “No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al
contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y
lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es
grato, lo que es perfecto.” (DHH) (Romanos 12.2), lo más seguro es
que esa voz interior sea confiable.
El
Espíritu Santo, junto con una conciencia instruida en santidad, guía a los
creyentes. Para mantener saludable ese sistema interno de dirección, debemos
meditar siempre en las Escrituras. Los Diez Mandamientos son una base sólida para
la moral, y somos sabios si los interiorizamos, en especial los dos que CRISTO
destacó: amar a DIOS sobre todas las cosas y amar a los demás (Mateo
11. 36 - 40).
¿Qué
diríamos que influye más en nuestras convicciones? ¿La verdad de la Biblia o la
opinión del mundo en cuanto a lo bueno y lo malo? DIOS sabe lo que es mejor
para nosotros y nos ha dado la conciencia para guiarnos a tomar decisiones
sabias.
Dios
les bendiga abundantemente.
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