UN
MOMENTO CON DIOS
El
que confía en el Señor estará protegido
"El miedo a los hombres es una trampa, pero el que confía en el Señor estará protegido." (Proverbios 29. 25)
Vivimos en un mundo muy peligroso, donde debemos estar siempre alertas. Cada día se hace más difícil confiar en la gente del vecindario, compañeros de trabajo, políticos y aún hermanos de la iglesia. Vivimos rodeados de un espíritu de desconfianza. ¿En quién realmente se puede confiar?
A
todos nos gusta la seguridad. De hecho la incertidumbre es la que siempre nos
trae angustias y nos quita el sueño. Cuando estamos inseguros, no sabemos cómo
dar el siguiente paso. No sabemos si debemos decir sí o no. No sabemos si
debemos ir o regresar.
Millones
de personas actualmente viven bajo las garras del miedo, del temor. Existen
tres clases de miedo o de temor: (1) Aquel que es natural y nos preserva del
peligro; (2) El temor de Dios, que es bueno y nos ayuda a reverenciar al Señor
y (3) El temor destructivo que nos paraliza y hace daño. Esta última clase de
temor es el que no proviene de Dios y nos hace daño.
Los temores destructivos pueden ser causados por malas experiencias del pasado
o circunstancias extremas. Pareciera como que la persona quedara “marcada” y
afectada para siempre. Nuestra sociedad es una sociedad temerosa, y a menos que
vivamos del lado de Cristo no podremos vivir libres de semejante atadura
espiritual.
El versículo
de hoy nos muestra las dos caras de la verdad, los dos caminos que una persona
puede tomar son: a) Por un lado, dejarse llevar por sus miedos o temores y
vivir enlazado o presa de esos temores. Esa persona caminará frustrada e
impedida de disfrutar la vida. Por otro lado, b) Aquél que confía en el Señor,
le entrega sus temores, y es protegido por Dios.
La única manera de vencer los temores es confiando en el Señor. La fe es el
mejor "anti-temor" que existe, pues nos da tranquilidad, paz y
seguridad para enfrentar aquellas circunstancias difíciles, y nos ayuda a ser
más que victoriosos.
Debemos
tener cuidado con quienes nos rodeamos y la clase de amistades o relaciones que
desarrollamos, pero debemos saber también, como cristianos, que el único que
nunca nos puede fallar, es el Señor.
Dice
Jehová Dios: “Pero bendito el hombre que confía en mí, que pone en mí su esperanza.”
(Jeremías 17. 7)
Confiar
en el Señor nos hace vivir confiados aún en medio de las más severas tormentas
de la vida. Temer o confiar es una decisión. ¿Ya tú has decidido de qué lado
vas a vivir?
¡Vivamos
sin temores por la vida porque estamos del lado de Cristo!
Dios
les bendiga abundantemente.
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