UN
MOMENTO CON DIOS
Atrevernos
a caminar con Dios
“Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu
favor.” (Salmo 5. 12)
Aquellos que se atreven a caminar con Dios cada día de sus vidas viven rodeados del favor del Señor. Podemos definir la palabra “favor”, como la atmósfera espiritual que rodea y cubre al justo, que le asegura la bendición de Dios y el cumplimiento de su precioso plan para su vida, sin importar las circunstancias adversas que tenga que atravesar.
El
carácter del justo conlleva fe y amor; los cuales traen ciertos privilegios que
solo Dios le puede dar; aquí entre ellos:
Gozo: constante,
puro, triunfante, el que trae alegría y sonrisas constantes. Saber que Dios
mismo lo cuida, protege y defiende, le da gozo pleno.
Defensa: no
confía nunca en sus propias fuerzas; sino en las fuerzas del Dios todo
poderoso, sabiendo que la mejor arma siempre será Él. Su cuidado, protección y
defensa nos da confianza.
Amar
el nombre del Señor: es tener conocimiento pleno y verdadero sobre en
quien confiamos, conocerlo por nombre nos da alegría.
El
pueblo del Señor, el pueblo que le pertenece a Él es quien conoce su nombre
(Isaías 52. 6).
Muchas
personas no saben el nombre revelado de Jesús, nosotros tenemos ese privilegio
de conocerlo y saber que Él es a quien clamamos, nuestro Dios y Señor. Jesús
mismo dice les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún (Juan 17. 26).
¡Realmente
necesitamos vivir bajo el favor de Dios! Esta clase de bendición está reservada
para el justo. Una persona justa, bíblicamente hablando, no es aquella que
impone su propia justicia sino aquella que ha recibido, la justicia de Dios, al
recibir a Cristo en su corazón.
Esto
es una obra misericordiosa y sobrenatural, pero además de eso, está la parte
nuestra que es caminar en fidelidad y obediencia a lo que Dios dice en su Santa
Palabra. La medida de un justo se mide por la medida de cómo él se ajusta a los
parámetros de la Palabra de Dios.
En los tratos del Señor con el ser humano, siempre hay una parte que tenemos
que hacer nosotros primero: Obedecer fielmente.
Cuando
hacemos esto, automáticamente Dios hace su parte y resultamos más que
bendecidos. No nos avergoncemos de caminar como un justo, fiel y obediente pues
los valientes que se atreven a caminar de esta manera, gozan del privilegio de
vivir bajo el favor de Dios.
Dios
les bendiga abundantemente.
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