UN
MOMENTO CON DIOS
Dar
un paso hacia atrás
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.” (Juan 3. 30)
Dos
árboles jóvenes crecían uno junto al otro. Debido al efecto del viento, se
cruzaban mutuamente todo el tiempo. A la larga las cortezas de ambos árboles se
fueron abriendo y la savia comenzó a mezclarse, hasta que un día se enlazaron.
A medida que crecían, el más fuerte comenzó a absorber la vida del más débil.
Uno creció más y más, mientras que la copa del otro comenzó a marchitarse hasta
que murió. Ahora hay dos troncos en la parte inferior y sólo uno en la parte de
arriba. La muerte se llevó uno; la vida triunfó en el otro.
Cuando
nos encontramos con Jesús nuestro corazón se unió al suyo.
Pero
¿Dónde estamos ahora? ¿Va nuestra vida en forma paralela a la de Cristo o
muestra nuestra vida ahora más y más de Cristo y cada vez menos de nuestra
antigua manera de vivir? ¿Ve la gente en nosotros un carácter creciente, más similar
al de Jesús y menos de nuestropropio yo?
¿Podemos
decir las palabras del apóstol Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo
vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
(Gálatas 2.20).
Como
criaturas de Dios hemos sido diseñados naturalmente para crecer y
desarrollarnos en la vida para alcanzar todo nuestro potencial y llegar a
cumplir las diversas metas que nos hemos puesto, pero en la vida espiritual
todo es diferente a lo natural.
En las cosas de Dios para ir para adelante primero hay que dar un paso hacia
atrás, para ser exaltados debemos primero humillarnos y para llegar a la cima
espiritual debemos aprender primero a menguar. La palabra menguar significa
“retroceder”, “ceder el primer lugar de mi vida a otra persona”. El éxito en la
vida cristiana es darle siempre el primer lugar al Señor. Por cierto, este
primer lugar no sólo el Señor debe ocuparlo para las “cosas religiosas”, sino
también para todo lo que emprendamos en la vida cotidiana. Nuestra sociedad nos
propone llegar a la cima a cualquier costo y nos motiva a que hagamos todo lo
que sea necesario para estar en los primeros lugares. Retroceder o menguar en
nuestra sociedad es característico de ser un perdedor.
Si somos cristianos que queremos caminar de victoria en victoria en la vida,
debemos renovar nuestra mente al estilo del Reino de Dios y debemos trabajar en
nuestra vida para que no reine nuestro egoísmo personal sino el Señor
Jesucristo.
Cuando El crece en nuestras vidas y se transforma en nuestro Gran Capitán
tenemos asegurado nuestro porvenir pues con el Señor primero siempre llegamos a
buen destino.
Dios
les bendiga abundantemente.
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