viernes, 25 de marzo de 2022

Un momento... Como el oro refinado

 


UN MOMENTO CON DIOS

Como el oro refinado

 

“Por esta razón están ustedes llenos de alegría, aun cuando sea necesario que durante un poco de tiempo pasen por muchas pruebas.  Porque la fe de ustedes es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego. La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera que la fe de ustedes, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo aparezca.” (1 Pedro 1. 6 – 7)

 

 

Un informe acerca de cómo se obtiene el oro hablaba que es un proceso realmente largo; si  lo comparamos a nuestra vida, no sólo es largo, también es doloroso.  

Este informe decía que: “El oro puede encontrarse en estado nativo en forma de pepitas, en el agua de los ríos o en los barros anódicos del procesado del cobre.

Para obtener el metal a partir de los minerales se sigue el siguiente proceso: Se muele el mineral y se arrastra con agua para separar las partículas de oro (más densas) del resto, estas partículas se amalgaman con mercurio y se lava con agua para arrancar las impurezas. Posteriormente se destila el mercurio de la amalgama a 600 ºC y queda oro con riqueza del 70 %. Después se refina por electrólisis o pasando una corriente de cloro por el fundido de oro bruto (obtenido anteriormente con el 70 % de riqueza).

Interesante, es un proceso. Así también somos nosotros. Esas personas que  “valen oro” están en todo lugar del mundo tal como el valioso metal.

DIOS las mira con sus ojos soberanos y omnipresentes, los escoge y luego, los lleva al proceso de refinación. A veces realmente pareciera que estamos siendo “molidos” por la vida, pero la razón es separar lo que no es oro, luego se arrancan las impurezas. 

Qué fascinante… ¿No hemos sentido acaso que en tiempos de dolor nos hemos convertido en una persona más pura? ¡Seguro que sí!

Para finalizar, el fuego, es la etapa más dolorosa de todas, pero el resultado será el estado más puro y más valioso!

Podemos aceptar el trato de DIOS con nosotros para refinarnos y convertirnos en los seres valiosos que espera que seamos, o bien, podemos regañar y vivir el resto de nuestros días en amargura sin ver el plan supremo.  

Es preferible ver el resultado y dejar que Su mano cuidadosa nos pase por los procesos necesarios. Nadie dijo que fuera fácil. Pero si realmente deseamos ser útiles para lo que DIOS nos ha diseñado, tenemos que dejarnos moldear por el Padre.

Si estamos siendo probados no miremos hacia la prueba miremos a DIOS que nos espera detrás de esa prueba para bendecirnos y prosperarnos.

Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario