UN
MOMENTO CON DIOS
La
provisión de Dios
“Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4. 19)
Cuando las cuentas y las deudas se acrecientan sin saber cómo vamos a hacer para pagarlas, dentro de nosotros comienza un estado de desesperación y angustia. Las presiones económicas vienen a nuestras vidas una y otra vez y si no sabemos cómo manejarlas ellas fácilmente nos destruirán.
Dios
es predecible como impredecible. ¿Qué significa esto? Que es predecible en
cuanto a su fidelidad de suplir nuestras necesidades. En cuanto a esto es
predecible.
Pero
lo que no podemos predecir es ¿Cómo lo va a hacer? Porque Dios usa diferentes
formas y a veces sobrenaturales para suplir nuestras necesidades. Dios podría
aumentarle el salario, darle un regalo, ahorrarse un dinero en las compras,
etc. Pero, sin importar lo que Dios use, Él siempre proveerá.
“Así
que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” (1 Timoteo
6. 8)
Muchas
familias pierden la paz y el gozo por la zozobra de cómo van a suplir sus
necesidades. Pero el Señor nos da seguridad. Así que podemos vivir tranquilos y
contentos si confiamos en su promesa de provisión.
Para
aprender contentamiento tenemos que entender la diferencia que hay entre: una
necesidad y un deseo.
Una
necesidad, es todo aquello que satisface lo más básico en la vida: comida,
vestido y techo.
Un
deseo, es todo lo que excede a nuestra necesidad: Una comida en un
restaurante fino, un auto nuevo, la última ropa de moda.
La
parte de Dios es que Él se ha comprometido a proveer para nuestras necesidades.
Pero no prometió proveer para nuestros deseos y Él quiere que estemos contentos
cuando nuestras necesidades estén cubiertas.
Sin
embargo, el Señor también puede proveer para nuestro deseos, solo hay un
requisito para hacerlo y es que nos deleitemos en su presencia. “Deléitate asimismo en Jehová, y él te
concederá las peticiones de tu corazón.” (Salmo
37. 4)
Dios
no solo quiero suplir nuestras necesidades, Él quiere cumplir también nuestros
deseos. Así que confiemos, Dios proveerá.
Quizás
hoy no contemos con los medios para poder salir de las deudas pero sí existe
alguien que en el cielo tiene almacenes llenos de todas las provisiones que
necesitamos aquí en la tierra. A veces miramos a nuestro trabajo como la fuente
de ingresos cuando en realidad la Biblia dice que Dios es nuestra fuente
principal de provisión.
Por un instante dejemos de pensar en las deudas actuales y la prisa por
saldarlas, para que podamos ver con los ojos de la fe los almacenes celestiales
donde Dios tiene allí sus riquezas. Esa provisión celestial te pertenece a los
que son sus hijos de Dios.
Si en este día podemos mirar lo invisible (las riquezas en gloria), Dios es
poderoso de respaldar nuestra fe y traerlas en forma visible a nuestra vida
para suplir nuestra real necesidad económica.
Dios
les bendiga abundantemente.
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