UN
MOMENTO CON DIOS
Dios
cambia todo para bendición
“Regocíjate, oh estéril, la que no
daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto;
porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho
Jehová. Ensancha
el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no
seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.”
(Isaías 54. 1 - 2)
En el contexto hebreo la esterilidad era vista como una maldición. La cantidad
de hijos que un matrimonio tenía demostraba la bendición y el favor de Dios. La
esterilidad no sólo puede afectar la procreación y la fertilidad sino muchas
otras áreas también.
Existen tiempos de infertilidad o esterilidad en los negocios, cuando las cosas
no se dan como uno había planeado; cuando nuestra vida económica no marca un
progreso continuo, cuando el tiempo pasa y seguimos solteros sin encontrar al
amor de la vida. Existen muchas y diferentes clases de esterilidades.
Podemos
preguntarnos si hemos logrado lo que queremos, si hemos hecho lo que teníamos
que hacer, o nos estamos sintiendo estancados y estériles, sin fruto. Dios nos
exhorta a cambiar nuestra manera de pensar y comenzar a pensar como Dios
quiere. Su plan es llevarnos de lo mejor a lo excelente y de lo excelente a la
gloria eterna.
Dios
nos invita a renovar nuestra mente. Nos dice: “alégrate, regocíjate estéril, la
que no ha dado fruto”. Pensemos en esta frase, quizás no hemos dado a luz lo
que queremos, porque no tenemos la visión de Dios.
El
pide que nos alegremos, que demos gritos de júbilo y victoria; parece algo
ilógico. ¿Cómo proclamar victoria cuando no hemos concebido lo que queremos? Él
es el Dios de los imposibles, Él ve sobrenaturalmente, no ve el fracaso, sino
la oportunidad.
Pensemos
en que área de nuestra vida estamos estancados, o no hemos prosperado, o no
hemos crecido, o quizás algún asunto donde no hemos visto la respuesta. Dios no
quiere que nos sintamos estériles, ni que sigamos lamentándonos, quiere que nos
gocemos y derrotemos el conformismo, el negativismo y en medio de las
circunstancias, demos pasos de fe. Nos dice: “Ensánchate, extiéndete, no seas
escaso, alarga tus cuerdas y refuerzas tus estacas”. (Isaías 54.2) Esto es
dejar de pensar humanamente para empezar a pensar en términos de Dios.
Ensancharnos
es crecer, construir algo nuevo, multiplicarnos en todo. Ver más allá de
nuestra nariz. Para eso tenemos que alargar las cuerdas de la fe, como la de
una cometa, entre más larga, llega más alto. Reforzar nuestras estacas, es tomar
sus promesas y hacerlas nuestras, confesarlas, proclamarlas. Es afirmar la
visión, el anhelo que tenemos, dando los pasos de fe para lograrlo. Es caminar
hacia nuestras metas asidos de su mano, haciendo lo cambios que necesitamos
hacer y esforzándonos en todo para alcanzarlas.
Lo
importante de estos versículos es que no enfatizan la esterilidad sino el favor
de Dios para cambiarla en fertilidad y bendición. Por eso el pasaje dice que la
estéril cante y grite de alegría: ¡Porque nuestro Dios es el Único que puede
hacer que demos fruto en abundancia y hacer que la esterilidad termine.
Sentirnos personas estériles origina en nosotros un espíritu de derrota y
frustración, pero qué maravilloso es saber que nuestro Dios es El especialista
en cambiar los desiertos en manantiales de agua y la esterilidad en fertilidad
y productividad.
¡En este momento entreguémonos por completo en las manos de Dios y cambiemos nuestro
lamento en canción, gritemos de emoción que nuestra esterilidad se termina y
llega la bendición del Señor!
Dios les bendiga abundantemente.
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