UN
MOMENTO CON DIOS
La
oración el mejor antídoto
“Dejen
todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes" (1
Pedro 5. 7)
Son tantas las tareas, los compromisos, las responsabilidades, los deseos, que nos toma una inquietud mayor que nosotros mismos, y cuando nos damos cuenta, estamos sufriendo por algo que aún no ha sucedido y que puede suceder de una manera completamente diferente a la que imaginamos.
Tendemos
a pensar que nuestros problemas son más grandes y que nuestra vida es más difícil
que la de los demás; por eso no nos conformamos con propósitos a largo plazo,
todo tiene que ser para ahora, ya, ¡ello no puede esperar!
Las
ansiedades y/o preocupaciones son un estado interior que se manifiestan hacia
el exterior. Existen dos clases de ansiedades y/o preocupaciones. La que viene
sobre la vida de aquellos que están atravesando circunstancias adversas y
negativas y la que vienen como resultado de recibir algo muy agradable o
deseado.
Debemos aprender a controlar la ansiedad pues es altamente destructora de la
salud. Los médicos coinciden al decir que las ansiedades y/o preocupaciones
pueden causar en el ser humano úlcera en el estómago, estrés y hasta un
infarto. Además de esto también nuestra vida emocional y espiritual es afectada
para mal.
La Biblia en muchos pasajes nos advierte acerca de la necesidad que tenemos de
aprender a controlar las ansiedades y/o preocupaciones. La solución no reside
en tomar un tranquilizante o salir de vacaciones a un lugar tranquilo. La
solución no la tenemos en un frasco o a millas de nuestro hogar, sino donde
estamos ahora. El versículo de hoy nos aconseja a que echemos todas nuestras
ansiedades y/o preocupaciones sobre el Señor.
La
manera de echar nuestras cargas ante Dios es por medio de la oración cotidiana.
Allí podemos encontrarnos con el Señor y contarle cada uno y todos nuestros
problemas. La oración es el mejor antídoto contra las ansiedades y/o
preocupaciones. Cuando derramamos nuestro corazón ante el Señor y le entregamos
todas nuestras cargas, ansiedades y/o preocupaciones, quedamos vacíos y podemos
ser llenos de la presencia del Espíritu Santo. Nuestra vida se llenará de fe,
paz y esperanza.
No sigamos con nuestras cargas a cuestas. Como cristiano tenemos la gran
posibilidad de vivir llenos de paz en medio de las circunstancias más nerviosas
de la vida. Entreguemos todas nuestras cargas al Señor y experimentaremos la
gloriosa sensación de sentirnos guardados bajo el cuidado de Dios.
Dios
les bendiga abundantemente.
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