TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Tener fe es tener la plena
seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de
cosas que no vemos”. Hebreos 11. 1
La versión Reina Valera
dice: “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve”. Otra versión dice: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir
lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de las cosas que no vemos”.
Esto es lo que la Biblia
describe como fe. Mucha gente tiene su propio concepto de fe y dicen: yo
tengo fe. Sin embargo, eso no quiere decir que están en línea con lo que
dice la Biblia.
Hay personas que creen en Dios. Cristianos que dicen: tengo fe. Sin embargo, cuando la prueba sigue o las cosas no son como querían, todo se derrumba.
Hay personas que creen en Dios. Cristianos que dicen: tengo fe. Sin embargo, cuando la prueba sigue o las cosas no son como querían, todo se derrumba.
La gente piensa que tener fe
es algo sencillo.
La fe es de lo más difícil
que podemos desarrollar y al mismo tiempo el elemento esencial para crecer
espiritualmente.
La fe no se da una vez que
vemos la “salida” de una situación difícil. La fe no se da una vez que
los problemas se han ido y las enfermedades han sido curadas. Al
contrario. La fe llega antes de que se de cualquier resolución.
Antes de que veamos cualquier indicio de luz en medio de la oscuridad.
La verdadera fe aparece
cuando no tenemos ni la menor idea de cómo vamos a salir adelante o de lo que
pudiera pasar pero estamos convencidos que Dios está al cuidado de nosotros y
que sus planes son mejores que los nuestros.
No vemos a Dios. No
conocemos sus planes. Sin embargo, sabemos perfectamente que Él está ahí.
Nuestra naturaleza carnal
buscará convencernos de lo ilógico que suena esa fe y tratará de llevarnos a
tomar otras decisiones.
No nos desanimemos. No
caigamos. Mantengamos la mirada en las cosas de Dios. La fe es espiritual
y controla lo carnal.
Leamos el versículo y
memoricémoslo. Cada vez que la “neblina” llegue a nuestra vida,
recordemos estas palabras. No nos apresuremos a buscar una salida.
No nos desesperemos por encontrar la luz. No tomemos decisiones equivocadas
por necedad o inseguridad.
Tengamos fe y espera
pacientemente. Tengamos fe y esperemos gozosos pues Dios nos ama, tiene sus
ojos puestos en cada uno de nosotros y no nos dejará un instante.
Dios les bendiga
abundantemente.
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