TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Pablo,
preso por causa de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo saludan a Filemón,
querido compañero de trabajo, y a la iglesia que se reúne en su casa, así
como a la hermana Apia y a Arquipo, nuestro compañero en la lucha.
Que
Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre
ustedes. Siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis
oraciones, porque he tenido noticias del amor y la fe que tienes para con
el Señor Jesús y para con todos los que pertenecen al pueblo santo. Y pido
a Dios que tu participación en la misma fe te lleve a conocer todo el bien que
podemos realizar por amor a Cristo”. Filemón 1. 1 – 6
Como
podemos notar con cada escrito de Pablo su crecimiento, y experiencia
espiritual se perfeccionan en el amor, en la humildad y la entrega de su ego,
debido a la disciplina que Dios ha dispuesto sobre su vida para llevar su
mensaje al mundo.
Como
es evidente las iglesias no crecían en templos como ocurre hoy en día, las
iglesias eran personas que se congregaban para aprender lo enseñado por el
maestro, eran compañeros de una misma disciplina, de un mismo amor y un mismo
pensar, se reunían para compartir sus conocimientos, su entendimiento y para
compartir en la comunión del Espíritu Santo en donde encontraban consuelo,
gracia y paz para sus corazones.
Es
necesario que la iglesia vuelva a sus raíces, para que la comunión con Dio sea
más profunda y trasformadora.
Como
es una constante en las cartas de Pablo su oración es constante y se hace
presente en cada una de sus cartas, las cuales se encuentran llenas de sus
peticiones, gratitud e impregnadas del amor por la obra de Dios.
Un
testimonio verdadero pronto se hace evidente a la vida de todos los que le
rodean, solo los mentirosos y engañosos viven de apariencias, las cuales tarde
o temprano salen a la luz, pero la iglesia verdadera siempre se hace evidente
por su amor, entrega y sacrificio.
La
fe que se hace manifiesta por el amor, brota de un espíritu que ha sido
dispuesto mediante la intervención de Dios en el alma del creyente
capacitándole para servir y ser eficaz en la obra que realiza.
Dios
les bendiga abundantemente.
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