TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Alejandro
el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. Tú
también cuídate de él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje. En
mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron.
Que no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio
fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y
lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león. El
Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A
él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”
2
Timoteo 4. 14 – 18
Pablo
fue herido en su corazón por muchas personas que algún día participaron de la
congregación, pero nunca pertenecieron a la verdadera iglesia.
Pablo
entiende que toda acción tiene una consecuencia y en su corazón de padre
espiritual, con dolor percibe que aquellos que actuaron mal, recibirán lo
merecido por sus obras, como pago justo.
Su
oposición es símbolo del endurecimiento de su corazón, quien rechaza el mensaje
o se opone a él, se opone a Dios mismo, Pablo fue un gran opositor del
evangelio, pero Dios obra con sabiduría para trasformación del hombre y aun su
más grande error se convirtió en su propia trasformación por la gracia de Dios.
Pablo
se enfrentaba públicamente a la muchedumbre para predicar y confrontar a los
que no creían, y recibía por ello cárcel, golpes, rechazo y sufrimiento, muchos
de los que lo acompañaban también lo abandonaron al sentir en carne propia el
rechazo y sufrimiento que les esperaba si continuaban con Pablo.
Hoy
muchos anhelan el glamur del servicio en la congregación, pero se olvidan de
confrontar la mentira, de predicar la verdad y enseñar aunque no sea propicio
sin importar lo que esto pueda conllevar.
A
Pablo no le queda nada de orgullo para consigo mismo, sino que reconoce con
humildad que su fortaleza está en Cristo y que sin Él, no hubiese sido posible
nada de lo que alcanzó, también reconocía que la predicación y el que este
fuese escuchado provenían de Dios, así como el ser librado de la destrucción
por causa de sus perseguidores y enemigos.
Pablo
estuvo cerca de morir en muchas ocasiones, pero había aprendido a confiar en
que su vida y circunstancias estaban bajo la soberanía de Dios quien le
preservaba para que cumpliera Su voluntad.
Así
como Pablo debemos entregar nuestras vidas y dar gloria a Dios en todo.
Dios
les bendiga abundantemente.
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