LECTURA DIARIA:
Tito capítulo 3
Pablo le habla a
Tito en este capítulo, que los creyentes se deben sujetar a las autoridades.
Aunque muchas veces la mayoría de los que gobiernan no motivan para tener una
actitud de sujeción ante ellos, es responsabilidad a la luz de las Escrituras
el sujetarse y obedecer a las autoridades.
En cuanto a la relación con los demás Pablo señala algunas maneras de mantener un buen testimonio.
Pablo exhorta a que no se hable mal de las personas, el creyente debe evitar el participar en chismes y en todo aquello que afecte el buen nombre de las personas.
Deben evitar el buscar pleito, sea físicamente o de palabra. El creyente debe buscar la paz con todas las personas.
Pablo le recuerda que no deben olvidar que antes de creer en Jesucristo estaban completamente alejados de Dios, llevando una vida desordenada y siendo esclavos del pecado.
Las características que Pablo describe, insensatos, rebeldes, propensos a lo malo, esclavos del pecado, son las que se manifiestan en la vida de una persona que no tiene a Cristo y eso incluye a todos los seres humanos aún cuando alguien crea que es una persona "moral". Por eso no hay nada de lo que los hombres podamos jactarnos.
Siendo pecadores y estando alejados del Señor, no merecíamos otra cosa sino condenación. Pero ahora, dice Pablo, se ha manifestado la bondad y el amor de DIOS nuestro Salvador. La manifestación de ese amor fue por medio del sacrificio de su Hijo Jesucristo, el cual se dio a sí mismo, para que por su muerte nosotros fuésemos salvos y tuviéramos vida eterna.
Es claro que esa salvación es por su amor, por su misericordia, y por su gracia y no por obras que nosotros hubiéramos hecho.
En la provisión de salvación de parte de Dios para la humanidad podemos observar su amor por el hombre, y aun estando en condenación, mostró Su misericordia, y manifestó Su gracia. Y al ver nuestra necesidad envió a su Hijo para que muriera en la cruz pagando el precio de nuestra redención, y siendo justificados por su gracia, heredáramos la vida eterna.
Esta era la palabra que fielmente debía predicar Tito, para que la salvación sea conocida por todos.
Pablo le dice también, que como gratitud de lo que hemos recibido, debemos ocuparnos en buenas obras.
El resultado de la regeneración y de la justificación debe ser el ocuparse en hacer buenas obras, entendiendo que no solo eso es bueno sino que también es útil para el creyente.
En contraste con el ocupar el tiempo en buenas obras, no debían ocupar el tiempo en cuestiones necias y discusiones en cuanto a la ley. El que Pablo haga esta observación en cuanto a "discusiones acerca de la ley" nos prueba que en esas discusiones estaban involucrados cristianos judaizantes que querían imponer a los cristianos convertidos del paganismo el guardar la ley de Moisés.
En cuanto a aquellos hombres que causaban divisiones, Pablo anima a Tito a que les llame la atención para que corrijan su actitud, pero si no lo hacían, debían ser expulsados para que no dañen la obra del Señor.
No debemos olvidar que el propósito de toda disciplina es que la persona disciplinada se vuelva al Señor, por lo cual la iglesia y los líderes deben estar siempre dispuestos a restaurar a aquellos que se han alejado y desean volver a la comunión.
Probablemente Pablo envió a uno de estos hermanos, que se nombran aquí, para que ocupara el lugar de Tito en Creta, ya que él lo requería a su lado.
Pablo anima a Tito y a los hermanos de Creta a que tengan cuidado de proveer lo necesario para hermanos como Apolos y Zena, ya que se dedicaban a enseñar la Palabra de Dios.
Termina la carta con un saludo para Tito de parte de todos los que lo acompañan y pidiéndole a la vez que salude a todos los hermano que están en Creta. Deseando que la gracia sea derramada sobre todos los hermanos.
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