miércoles, 7 de agosto de 2019

Tiempo... 2 Timoteo 1.7



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”   2 Timoteo 1. 7


Un cristiano no tiene por qué tener miedo, preocupación o estar ansioso. Pablo dijo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4.6-7).
En lugar de un espíritu de temor, se nos ha dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Tenemos miedo cuando poseemos ciertos pensamientos negativos sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias. Tenemos que recordar que el diablo es el maestro en el uso de nuestros temores. Sin embargo, cuando nos centramos en Jesús, entonces no vamos a tener miedo, porque vamos a tener confianza en Él.  “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” 
(Filipenses 4.13).
Pablo dice a Timoteo que Dios no nos ha dado un espíritu de temor al hombre y de lo que van a decir o hacer para alejarnos de la obra del Señor y  la predicación del Evangelio. Que no debemos tener miedo a oponernos a los errores de falsos maestros y mantenernos firme en favor de la verdad, y que se nos ha dado el Espíritu de poder para resistir las tentaciones de Satanás, para soportar las dificultades como buenos soldados de Cristo y hacer la voluntad y el trabajo de Dios.
El Espíritu Santo de Dios nos da su amor y poder para obedecer sus leyes. El pecador arrepentido es entonces una persona cambiada, su perspectiva y objetivo son cambiados cuando él es conducido por el Espíritu.
Una vez regenerados por el Espíritu Santo, necesitamos ser continuamente guiados por Él, dando fruto espiritual en todas partes de nuestra vida. Si estamos produciendo el fruto del Espíritu, que exhibe una mente sana, sabemos que Él está obrando en nosotros. El Espíritu es la mente y la esencia de la naturaleza divina, y a través de ella Dios lleva a cabo su voluntad. Él faculta a la mente para comprender las cosas espirituales. El Espíritu nos da la fuerza, la voluntad y la fe para superar nuestras debilidades.
Vencer el miedo no es una cuestión de la autodeterminación, es una cuestión de la dependencia en Dios a quien podemos confiar y amar. Se trata de una cuestión de creencia en Sus palabras, Sus promesas y Sus regalos para nosotros.
Dios les bendiga abundantemente.

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