UN MOMENTO CON DIOS
La fidelidad de Dios nunca
falla
“Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles.” (Proverbios 2. 6 – 8)
Muchas personas que han
llegado a los pies del Señor Jesucristo buscando perdón y salvación creen
erróneamente que la vida del Hijo de Dios debe ser un lecho de rosas de ahí en
adelante.
Cuando las adversidades tocan
a la puerta, su fe se desmorona porque lo que les está ocurriendo es muy
diferente a lo que ellos se habían imaginado. En ese momento se
preguntan: ¿Dónde está la fidelidad de Dios? ¿Por qué me ha abandonado
ahora que estoy atravesando dificultades y pruebas?
Muy convenientemente ellos
analizan y cuestionan la fidelidad de Dios, pero para nada revisan o confrontan
su propia fidelidad hacia ÉL.
En el mundo de los negocios,
cuando dos partes aceptan establecer un acuerdo o pacto, se redacta un
documento o contrato en el cual se estipulan las condiciones que regirán la
relación del negocio y muy especialmente, se incluyen algunas cláusulas que
determinan qué curso de acción se debe seguir en el caso de que una de las
partes incumpla sus compromisos.
En el caso de la relación del
creyente con el Salvador, no existe ninguna cosa estipulada con relación a que
Dios falte a Su Palabra. Por definición, esto es imposible. Lo que sí se
estipula es lo que sucede cuando nosotros faltamos a nuestro compromiso con Dios.
Muchos piensan que el favor de
Dios es algo automático para todos Sus hijos, sin embargo, la Biblia nos enseña
que ese favor se manifiesta solamente en aquellos que de todo corazón buscan el
rostro del Señor y son obedientes a Sus mandamientos.
Dios es bueno, Su amor excede
todo conocimiento, Su misericordia es infinita, pero tenemos que entender que
el favor de Dios, ese regalo especial, está reservado para aquellos que le
buscan y obedecen Sus mandamientos.
Dios nos habla de Su
inalterable fidelidad, pero también nos dice que, en caso de que se presenten
incumplimientos de nuestra parte, habrá consecuencias y será necesario aplicar
medidas disciplinarias.
Estas acciones disciplinarias,
tal como nos lo presenta el autor de la carta a los Hebreos 12. 11 “Es
verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de
ella han sido ejercitados,” no son agradables en el momento de recibirlas,
sino más bien penosas.
En todo caso la disciplina es
necesaria para fortalecer nuestro carácter y producir en nosotros una cosecha
de justicia y paz. Así que no nos desanimemos cuando seamos reprendidos ni
pensemos que Dios nos ha abandonado. Todo lo contrario, Dios está muy
interesado en que nos mantengamos muy cerca de ÉL y ÉL de nosotros.
Dios les bendiga abundantemente.
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