UN MOMENTO CON DIOS
Buena voluntad, amor y
fidelidad
“Pero yo, Señor, te imploro en el tiempo de tu buena voluntad. Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme; por tu fidelidad, sálvame. Sácame del fango; no permitas que me hunda. Líbrame de los que me odian, y de las aguas profundas.” (Salmo 69. 13 – 14)
Cuando nos dirigimos a nuestro
Padre para solicitar que nos ayude a salir de las situaciones en las cuales nos
encontramos podemos apelar a tres características de Su personalidad.
Éstas son Su buena voluntad,
Su amor y Su fidelidad.
Porque Dios es Dios, estos
atributos nunca cambian de manera que Su buena voluntad, Su amor y Su fidelidad
son tan efectivas hoy como lo fueron ayer. Éstas nunca dejarán de ser, siempre
estarán ahí para nuestro beneficio como hijos de Dios que somos.
Cuando apelamos a estos
atributos no estamos recordándole a Dios acerca de ellos como si ÉL se hubiese
olvidado de ellos. Simplemente estamos afirmándonos a nosotros mismos estas
verdades para que nuestra esperanza y fe sean reforzadas.
Dios sabe, con lujo de
detalles, cuáles son las áreas de nuestra vida que necesitan ser reforzadas y
qué tipo de adiestramiento requerimos para lograr ese necesario refuerzo.
Algunas veces nuestro Padre
nos coloca en situaciones de elevación y en otras retira Su mano bondadosa para
que recordemos lo que significa vivir sin Su apoyo y Su amor.
Independientemente de nuestra
situación económica, grado de estudios, experiencia laboral o edad, Dios está
trabajando con nosotros para moldear nuestras vidas y hacer de nosotros lo que
ÉL quiere que seamos.
Recordemos que la voluntad de
Dios es buena agradable y perfecta; que el amor de Dios es más alto que los
cielos y que Su fidelidad nunca falla. En esto podemos confiar.
Dios les bendiga
abundantemente.
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