UN MOMENTO CON DIOS
Hacer todo con excelencia
“Su Señor le respondió: ¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!" (Mateo 25. 21)
Las personas detallistas son
de admirar; son aquellas que realizan las tareas de manera eficaz, casi
perfectas, tratan de hacer todo con excelencia. Son personas de buen gusto, que
tienen paciencia para volver a hacer un trabajo dos, tres o más veces si es
necesario; son las que sienten gran satisfacción cuando terminan un proyecto.
En verdad, por más sencillo
que sea el trabajo, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Si ponemos amor
en aquello que hacemos, habrá una diferencia muy grande en el producto de
nuestro trabajo.
Una vez, un cantante famoso
fue invitado a dar un concierto a beneficio de los Veteranos de la Primera
Guerra Mundial.
El presidente de la Comisión
que lo invitó, le dijo: - “Será una presentación benéfica. Por eso, no
esperamos que presente usted un gran concierto. Su nombre es suficiente para
atraer a las multitudes. Le aconsejo canciones simples, que no le exijan gran
esfuerzo a su voz.”-
El cantante se sintió ofendido
y respondió: - “No me contento ni me siento satisfecho con hacer menos de lo mejor
que puedo hacer”-.
Es nuestro deber sacar el
máximo provecho de nuestros dones y oportunidades, y cumplir fielmente y de la
mejor manera cualquier tarea, sea grande o pequeña. Dios también espera que
hagamos lo mejor, no importa cuál sea la obra que tengamos entre manos.
Todos conocemos la historia de
José, aquel joven que fue vendido a los mercaderes ismaelitas por sus hermanos.
Aunque pasó por muchos problemas, nunca entró en pánico. Preso en la cárcel
como un esclavo en Egipto, mantuvo el autocontrol y el coraje. Otros, en su
lugar, se habrían rebelado, se habrían deprimido o habrían muerto. Pero el
carácter de José había sido educado para hacer lo mejor mientras esperaba que
el futuro llegara. Esa manera de ser de José lo llevó a ocupar el puesto más
alto en tierra extraña; él llegó a ser lo que Dios quería que él fuera.
Tenemos ante nosotros muchas
oportunidades. Pongámonos el propósito de realizar la mejor manera todo lo que nos
venga a las manos por hacer; ¡Dios nos bendecirá!
"Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres" (Colosenses 3. 23)
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario