UN MOMENTO CON DIOS
Dios nos libra de nuestros
enemigos
“Líbrame, Señor, de mis enemigos porque en ti busco refugio”. (Salmo 143. 9)
Hay muchos enemigos que pueden
rodear nuestra vida y tratar de quitarnos la libertad. Pero debemos saber
que el Señor está dispuesto a librarnos de cuatro comunes enemigos. El
temor, La culpabilidad, la inferioridad y el odio. Terribles verdugos que
quieren oprimir nuestra alma.
El temor: La importancia al
tratar el temor es sacar a la luz el objeto de nuestros temores y encararlo
francamente. La vida humana está llena de temores secretos que se
esconden en los desvanes y rincones oscuros de la personalidad.
La culpabilidad: En cuanto a
la culpabilidad si es por haber pecado el mejor remedio es pedir perdón porque
muchas veces hemos estado dolorosamente turbados, por lo que, se llama mala
conciencia, siendo que en realidad se trata de una conciencia que tiene
remordimiento y no verdadero arrepentimiento por lo echo.
La inferioridad: Un sentido de
inferioridad e impotencia interfiere el logro de nuestras esperanzas, pero una
confianza en sí mismo conduce a una realización personal y un exitoso
resultado. Es terrible pensar cuan elevado es el número de personas que
se frustran y se sienten miserables debido a la enfermedad que popularmente se
llama complejo de inferioridad.
El odio: Los médicos
están en lo cierto cuando dicen que el resentimiento, el odio, el rencor, la
mala voluntad, los celos, el ser vengativo, son actitudes que producen la
enfermedad. Cuando tenemos un ataque de ira, sentimos aquella aguda
sensación en el estómago. Las reacciones químicas que se desencadenan en
el organismo debido a los estallidos emocionales afectan nocivamente nuestra
salud. Si este estado de cosas perdura bien sea en forma violenta o bien
en forma constante, se dará un deterioro en las condiciones generales del
organismo”.
Pero la buena noticia es que
el Señor quiere librarnos de esos enemigos que nos afectan y no permiten que
podamos disfrutar la vida en abundancia que el Señor Jesús nos quiere dar.
Entreguemos todos estos
sentimientos negativos al Señor y el nos librará de todos estos enemigos y nos
dará la victoria sobre ellos.
Dios les bendiga
abundantemente.
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