UN MOMENTO CON DIOS
Empuñar con firmeza la Espada
del Espíritu
“Y tomad la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.” (Efesios 6. 17)
Cuando meditamos en la
interesante lista de partes de la armadura, encontramos que la única parte de
la armadura que es ofensiva es la Espada del Espíritu. Las demás son totalmente
defensivas.
Con la Espada del Espíritu
podemos abrirnos camino en el fragor intenso de la batalla diaria. Esta pieza
de la armadura nos indica que es un instrumento que para usarlo implicará un
encuentro personal muy cercano, no es un arma como el revolver o la metralleta
que se pueden usar a distancia, sino que esta arma implica un encuentro personal
muy cercano con el enemigo.
Esta espada descrita por el
apóstol Pablo era una espada corta, no larga y esta espada es identificada
precisamente con la Palabra de Dios.
La Espada del Espíritu es La
Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo. Que el Señor utiliza para
quebrar las defensas de la gente, punzar sus conciencias y mantenerlas
espiritualmente despiertas.
No podemos ignorar el valor de
la Palabra y el poder que tiene para la batalla diaria. Esa Palabra nos anima y
conforta, pero además nos lleva a confrontar al enemigo con gran poder.
El Señor pone Su espada en nuestras
manos, para que podamos usarla tanto al resistir la tentación, como lo hizo el
Señor en el desierto cuando tres veces fue tentado por el enemigo, más también
en el evangelismo.
La Palabra de Dios es más
cortante que toda espada de dos filos. Por ello hoy no debemos avergonzarnos de
utilizarla, ni dejar de reconocer confiados que la Biblia es la espada del
Espíritu. Cuando la tentación llegue necesitamos cada día citar con firmeza la
poderosa Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es dinamita
en acción para derribar las fortalezas del enemigo y levantar en su lugar el
Reino inconmovible de Dios.
Es nuestra arma para
contrarrestar cada mañana malas noticias, con Su Palabra que nos trae cada
mañana buenas noticias. Mientras el mundo nos hace temblar con sus anuncios, el
Señor nos da gozo y esperanza con Sus promesas.
Dios les bendiga
abundantemente.
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