miércoles, 21 de febrero de 2024

Un momento... Obedientes a Su Palabra

 


UN MOMENTO CON DIOS

Obedientes a Su Palabra

 

"¡Ya sabía yo que tú eres un Dios clemente y piadoso, lento para la ira y grande en misericordia, y que te arrepientes del mal!" (Jonás 4. 2)

 

Vivimos en un mundo en el que reina la tecnología. Cada vez son más los artículos que nos advierten que los consumidores no tenemos las herramientas ni el conocimiento o la capacidad para arreglarlas, por lo que, si se rompen, debemos llevarlas a los expertos.

Nos sentimos frustrados cuando algo no funciona justo en el momento que más lo necesitábamos.

Es que la mayoría de nosotros, miembros de la raza humana, nos parecemos mucho a esos aparatos tecnológicos. Como dijo el Apóstol Pablo: 'las cosas que debería hacer, no las hago'.

Día tras día, año tras año, no hacemos lo que el Señor desearía que hiciéramos. ¿Cómo reacciona el Señor a nuestra constante desobediencia? A pesar de ser Justo y de castigar los pecados nos perdona, el Señor sigue siendo lento para la ira.

Es por ello que, en Su gran amor, Dios envió a Su Hijo al mundo. Jesús cumplió todos los mandamientos que nosotros no cumplimos, y resistió todas las tentaciones que nosotros no resistimos. ÉL vivió, murió y resucitó para que nosotros podamos ser salvos. Por fe en el Salvador sabemos que somos perdonados de las cosas erradas que hacemos, y de las cosas buenas que no hacemos. Por fe en el Salvador sabemos que un día el Seño nos llevará a Su reino celestial.

Nosotros nos podemos llenar la boca de palabras lindas, describiendo el amor que sentimos por Dios y el agradecimiento que tenemos por todo lo que ha hecho por nosotros, pero más allá de las palabras, hay un hecho que se tiene que concretar para demostrar realmente el amor que tenemos por Dios, y este es: siendo obedientes a Su palabra y poniéndola en práctica.

Nosotros podemos decir que amamos a Dios, pero mientras no obedezcamos Su Palabra, nuestras frases sólo serán eso: “frases”, que realmente no demuestra el verdadero amor por Dios. Es por ello que doy gracias porque Dios es “lento para la ira y grande en misericordia”.

El amor por Dios se demuestra, no se pregona. Podemos pasarnos la vida gritando a los cuatro vientos que amamos a Dios, pero si con nuestra vida no lo demostramos, esas palabras son vanas y mentirosas. La mayor muestra de nuestro amor por Dios, es la obediencia que demostraremos a Su Palabra. Ante esto, la pregunta seria: ¿Cuánto amamos a Dios?

Dios les bendiga abundantemente.

 

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