UN MOMENTO CON DIOS
Fortaleza en la debilidad
“El Señor me ha dicho: «Mi amor es todo lo que necesitas; pues mi poder se muestra plenamente en la debilidad.» Así que prefiero gloriarme de ser débil, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Corintios 12. 9 – 10)
Nuestra cultura valoriza la
independencia y la capacidad personal, pero ve a la debilidad como un defecto.
Sin embargo, el concepto bíblico es exactamente lo contrario: la Biblia enseña
que cuando reconocemos nuestra falta de fuerzas, nos volvemos más agudamente
conscientes de nuestra necesidad de Dios.
Por desgracia, nuestra
tendencia es tratar de vivir con nuestras propias fuerzas y capacidades, hasta
que nos encontramos con un obstáculo demasiado grande. En ese punto, usualmente
queremos hacer uso del poder de Dios, pero sólo hasta que la situación comience
a mejorar. Una vez que esto sucede, generalmente volvemos a la confianza en
nosotros mismos. El Señor quiere que dependamos totalmente de Él en todo
momento.
Como sabemos, todos tenemos
puntos débiles, y el apóstol Pablo no era una excepción. En este pasaje leemos
que él estaba consciente del “aguijón” que lo afligía siempre. La Biblia no nos
dice si se trataba de un problema físico, de una lucha contra la tentación o de
alguna otra debilidad. Lo que sí sabemos es que Pablo oró fervientemente para
que le fuera quitado. Pero el Señor decidió dejar que se mantuviera esa
molestia. Increíblemente, el apóstol respondió con gozo en cuanto a la
dificultad que había rogado al Señor que se lo quitara.
Entendió que el Señor había
convertido un problema en una revelación gloriosa: la deficiencia de Pablo
se convirtió en el medio que Dios utilizó para mostrar su admirable
poder. El aguijón tenía un propósito: era una “inmunización” para
protegerlo del orgullo. El Espíritu Santo había impactado tanto al
mundo por medio de Pablo, que éste podría fácilmente exaltarse a sí mismo. Pero
la falta de humildad habría tenido un efecto negativo en su ministerio.
¿Preferiríamos que nos fuera
quitado nuestro “aguijón”? Humanamente hablando, ¡claro que sí! Pero podemos
tener la confianza de que, no importa nuestras circunstancias, nuestro amoroso
Padre Celestial está creando algo maravilloso en nuestras vidas. Nuestra
respuesta a la dificultad y a la debilidad debe ser: “Señor, ¿qué estás
tratando de enseñarme en esta situación?”
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario