UN MOMENTO CON DIOS
Ser aprobados ante Dios
“Procura con diligencia presentarte a DIOS aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” (2 Timoteo 2. 15)
Luego de rendir un examen
difícil no hay palabras más bellas para escuchar del profesor, que - ¡Estamos
aprobados! -. Necesitamos siempre ser examinados primero para luego ser
aprobados o reprobados.
La escuela de la vida nos toma
exámenes cada día, y para ser sinceros muchas veces los desaprobamos.
En la escuela espiritual
sucede exactamente lo mismo: Rendimos diariamente diversos exámenes.
Nuestro Dios es el Gran
Maestro y quiere que nosotros aprendamos y aprobemos las lecciones de vida para
ser mejores cristianos. Para ser aprobados en cualquier examen terrenal tenemos
que invertir tiempo y esfuerzo estudiando hasta el cansancio. Cuando más
estudiemos y repasemos, más eficientes seremos en el momento del examen. Si uno
va a un examen sin haber estudiado, ya se sabe de antemano cual será el
resultado final.
Como cristianos, somos
desafiados a presentarnos ante Dios aprobados, por eso el consejo del pasaje
del día de hoy dice que debemos ser diligentes y no negligentes. La persona
diligente es la que se alista y se prepara de antemano, la que invierte tiempo
y todo lo que tiene en pos de alcanzar lo que pretende.
¿Somos obreros del Señor
aprobados o desaprobados? ¿Tenemos algo de que avergonzarnos cuando somos
examinados por Dios?
Procuremos con todo nuestro
dejar la mediocridad espiritual, y vayamos hacia delante aprobando todos los
exámenes que nuestro Dios pone en el camino para que Su Nombre sea glorificado
y nosotros experimentemos Su bendición.
Dios les bendiga
abundantemente.
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