UN MOMENTO CON DIOS
Perseverancia
"No quiero decir que haya logrado ya ese ideal o conseguido la perfección, pero me esfuerzo en conquistar aquello para lo que yo mismo he sido conquistado por Cristo Jesús. Y no me hago la ilusión, hermanos, de haberlo ya conseguido; pero eso sí, olvido lo que he dejado atrás y me lanzo hacia adelante en busca de la meta, trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde lo alto." (Filipenses 3. 12 – 13)
En medio de las crisis de la
vida, la actitud es lo que cuenta. ¿Cómo reaccionamos? ¿Qué hacemos? ¿A quién
vamos para buscar ayuda?
"Por tanto, a ti, Señor,
miran mis ojos. En ti he confiado: no desampares mi alma." (Salmos
141. 8)
¿Nos hemos puesto a observar
la actitud de los pájaros ante las adversidades? Están días y días haciendo su
nido, recogiendo materiales a veces traídos desde largas distancias, para poner
los huevos. Las inclemencias del tiempo o la obra del ser humano o de algún
animal lo destruye y tira por suelo lo que con tanto esfuerzo se logró. ¿Qué
hace el pajarito? ¿Se paraliza, abandona la tarea? De ninguna manera. Vuelve a
comenzar, una y otra vez, hasta que en el nido aparecen los primeros huevos. A
veces, muchas veces, antes de que nazcan los pichones algún animal, un niño, una
tormenta, vuelve a destruir el nido, pero esta vez con su precioso contenido.
Duele recomenzar desde cero. Pero aun así el pajarito jamás enmudece ni
retrocede, sigue cantando y construyendo, construyendo y cantando.
¿Hemos sentido que nuestra
vida, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestros amigos no son los que soñamos?
¿Hemos querido decir basta, no vale la pena el esfuerzo, esto es demasiado para
mí?
¿Estamos cansados de
recomenzar, del desgaste de la lucha diaria, de la confianza traicionada, de
las metas no alcanzadas cuando estabas a punto de lograrlo?
Así nos golpee la vida una vez
más no nos entreguemos nunca, oremos, pongamos nuestra esperanza al frente y
arremetamos. No nos preocupemos si en la batalla sufrimos alguna herida, es de
esperar que algo así suceda. Juntemos los pedazos de nuestra esperanza, armémosla
de nuevo y volvamos a arremeter. No importa lo que pase, no desmayemos, sigamos
adelante.
La vida es un desafío
constante, pero vale la pena aceptarlo. Y sobre todo, nunca olvidemos que Dios
va a nuestro lado abriendo el camino y guiándonos para darnos la victoria.
"Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque El Señor, tu Dios,
estará contigo dondequiera que vayas." (Josué 1. 9)
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario