UN MOMENTO CON DIOS
Victoria en Cristo
“Jesús: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he venido al mundo.” (Juan 16. 33)
Estamos en una batalla campal,
el Señor nos ha dado el poder de su gloria y si estamos en santidad e
integridad vamos a avanzar.
Hoy en día hay millones de
personas cambiadas, libertadas y transformadas por el poder de Dios. El hombre
que sirve a Dios necesita estar revestido del poder y de la gloria de Dios para
vencer en todas las circunstancias de la vida, obteniendo la victoria.
Se requiere de hombres y
mujeres que tengan fe, que crean a Dios y a su preciosa Palabra y actúen en el
nombre del Señor. Él dijo no se ocupen de lo que van a decir, porque en esa
hora el Espíritu Santo pondrá la palabra necesaria. No son los doctorados, ni
la elocuencia, ni los hermosos sermones bien formados y preparados de antemano,
sino el poder y la gloria de Dios manifestados.
Todo el que quiere ser grande
e importante pierde estima ante los ojos de Dios, porque Él está buscando gente
sencilla. Por eso apoyémonos en Jehová y no nos apoyemos en nuestra propia
prudencia, confiemos en Jehová esperemos en Él y Él hará.
Cristo dijo: “En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16. 33).
Estamos en una batalla campal,
el Señor nos ha dado el poder de su gloria y si estamos en santidad e
integridad vamos a avanzar. Seremos cabeza y no cola, estaremos arriba y no
debajo, promesa de Dios para nosotros. Pondremos en fuga al diablo y a los
demonios, porque con nosotros está el Todopoderoso, el que dijo: “Todo poder me
es dado en el cielo y en la tierra.” (Mateo 28. 18)
Reconozcamos al Señor como el
Todopoderoso. No descuidemos el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Si estamos siendo atacados por
demonios de concupiscencia, peleemos la batalla en el nombre de Jesucristo,
humillémonos y confesemos a Dios la situación, pidiendo la unción y su poder
para lograr vencer.
Para alcanzar la victoria hay
que apartarse del mal y del pecado; pidamos perdón y seamos fieles, oremos,
ayunemos, y Él nos hará libres. Porque hay poder en el nombre que es sobre todo
nombre, en el nombre de Jesús, para vivir a plenitud, bajo el poder del
Espíritu Santo y de Su gloria.
Dios les bendiga
abundantemente.
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