UN MOMENTO CON DIOS
Hasta que el Señor vuelva
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15. 58)
La Biblia nos enseña que como
creyentes tenemos que estar ocupados en los asuntos del Señor hasta que Él
regrese, y para realizar tales tareas nos ha equipado con lo necesario. Pablo
nos dice: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir
en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. (Efesios 6.13) Esto
implica una disciplina marcial en las filas del Señor con la seguridad de que
Cristo ya obtuvo la victoria.
Ahora, ¿cómo podemos crecer en
la obra del Señor? La base del crecimiento espiritual está en el nuevo
nacimiento. Así como un bebé recién nacido requiere leche materna, el creyente
para su crecimiento requiere del conocimiento de Dios y la aplicación
disciplinada de su Palabra en su vida. Es necesario meditar en lo que Dios ha
dicho y las maneras como se aplican esas verdades. Para esto, se requiere de
oración, de la conversación continua con Dios, pues el crecimiento sucede en la
quietud del tiempo con Dios, con la intervención del Espíritu Santo, la biblia
dice: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”
(Juan 16. 13a).
En síntesis, el crecimiento
espiritual es parecerse más a Jesucristo. Las Escrituras nos confrontan cómo
somos espiritualmente y dan luz en las áreas que necesitamos crecer. “Porque si
alguno es oidor de la Palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al
hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a
sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la
perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”.
(Santiago 1. 23 - 25)
Hermano, somos llamados a
estar firmes y constantes en el evangelio. Pablo dice: “No nos cansemos, pues,
de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. (Gálatas 6. 9.)
Dios les bendiga abundantemente.
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