UN MOMENTO CON DIOS
Una buena comunicación
“El poder del Señor no ha disminuido como para no poder salvar, ni él se ha vuelto tan sordo como para no poder oír. Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios; sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír.” (Isaías 59. 1 – 2)
¿Pueden imaginarse a un
científico sentado frente a su microscopio en el laboratorio tratando de
comunicarse con unas bacterias que se agitan con movimientos irregulares en una
gota de agua colocada sobre una lámina de vidrio?
El científico puede observar
lo que hacen las bacterias, pero las bacterias no pueden observar al científico
trabajar. Hay una barrera insalvable para establecer una comunicación. Y aún en
caso de que se lograra establecer una comunicación ¿De qué hablarían? ¿Le diría
el científico a la bacteria: “¿Oye bacteria, qué bien te luce hoy el
citoplasma”, o “¿Mira bacteria, qué lindas están tus mitocondrias”? ¿No es
cierto que la comunicación sería medio complicada?
Pensemos ahora cómo habrá sido
el intento de comunicación entre Dios y el hombre. El hombre fue creado con la
capacidad para comunicarse con Dios, pero esta capacidad fue desarticulada
cuando el pecado entró en la vida del hombre. Fue necesario que Dios se hiciera
hombre para traernos directamente de Sus labios el mensaje sobre cómo
restablecer la comunicación que se había perdido.
Nosotros, ahora que tenemos
esa comunicación restablecida por los méritos de Cristo en la Cruz del
Calvario, debemos evitar que el enlace nuevamente se rompa y eso sólo lo
lograremos si caminamos muy cerca de Dios y obedecemos Sus instrucciones en
cada paso que damos.
La buena comunicación es una
vía de dos sentidos. No sólo debemos de hablar con Dios en oración eficaz y
ferviente, sino que también debemos de escuchar lo que Dios nos dice a través
de Su Palabra, la Biblia.
Los libros de la
Biblia son como cartas de parte de Dios. Cada uno de ellos nos comunica Su
voluntad en algún aspecto de nuestras vidas. Si no escuchamos Su Palabra,
nuestras peticiones sólo serán cosas que pedimos sin el deseo de escuchar a Dios,
y no nos responderá.
Hagamos aún mejor lo que
leemos en el libro de los Proverbios 3. 5 - 7 “Confía de todo corazón en
el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que
hagas, y ÉL te llevará por el camino recto. No te creas demasiado sabio; honra
al Señor y apártate del mal”
Fiémonos pues en Dios y
reconozcámoslo en todos nuestros caminos, estableciendo una comunicación
efectiva de dos sentidos con ÉL para que podamos enderezar nuestras vidas y vivirlas
más plenamente.
Aprendamos a cuidar ese
glorioso privilegio de estar en continuo contacto con nuestro amante Creador.
No dejemos de gozarnos con los mensajes de Su Palabra ni dejemos de hablar con
ÉL en oración.
Dios les bendiga
abundantemente.
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