UN MOMENTO CON DIOS
Eliminando toda duda
“Por la mañana, cuando volvía a la ciudad, Jesús sintió hambre. Vio una higuera junto al camino y se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces le dijo a la higuera: — ¡Nunca más vuelvas a dar fruto! Y al instante la higuera se secó.
Al ver lo ocurrido, los discípulos se maravillaron y preguntaron a Jesús: — ¿Cómo es que la higuera se secó al instante? Jesús les contestó: — Les aseguro que, si tienen fe y no dudan, no solamente podrán hacer esto que le hice a la higuera, sino que aún si a este cerro le dicen: “Quítate de ahí y arrójate al mar”, así sucederá. Y todo lo que ustedes, al orar, pidan con fe, lo recibirán”. (Mateo 21. 20 – 22)
A medida que maduramos
espiritualmente, nos enraizamos más en la confianza de que Dios es fiel. Pero,
a veces, la duda debilitará nuestra fe. Para no retroceder, tenemos que actuar
con decisión para reducir los temores.
He aquí tres pasos que debemos
dar:
1. Recordar la fidelidad de Dios
en el pasado y sus promesas.
Cuando dedicamos tiempo a dar
gracias a Dios por Su intervención en situaciones anteriores, recordamos Su
amor y Su provisión. Meditar en las promesas de las Sagradas Escrituras nos
asegura también que ÉL atenderá cada necesidad. Por ejemplo, Salmo 41.12 dice
que el Padre Celestial está siempre presente con Sus hijos, y que nos ha dado
Su Espíritu Santo para fortalecernos y dirigirnos. En Juan 16.13 encontramos: “Cuando
venga el Espíritu de la verdad, Él los guiará a toda verdad; porque no hablará
por Su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las
cosas que van a suceder” y en Efesios 3.16 “Pido al Padre que de Su
gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del
Espíritu de Dios,”
2. Regar la fe en crecimiento
con la Palabra de Dios.
Si pedimos dirección bíblica,
el Señor nos dirigirá a los pasajes que tienen que ver con nuestra situación, y
que nos darán la ayuda emocional y espiritual que necesitamos. Pasemos tiempo
meditando en esos versículos, y pensando en cómo aplicarlos a nuestras
circunstancias.
3. Decidamos creer en Dios y
sus promesas.
El Señor ha demostrado ser
fiel desde el primer momento de la creación hasta el presente. Somos sabios al
poner nuestra confianza en Él.
Desarrollar una fe firme y
bien arraigada, requiere que cooperemos con el Padre Celestial. Nuestra
naturaleza humana complica las cosas haciéndonos propensos a dudar. Pero cuando
decidimos confiar en Dios, la incertidumbre no puede reducir nuestra fe.
Dios les bendiga abundantemente.
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