UN MOMENTO CON DIOS
Hambre y sed de Justicia
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” (Mateo 5. 6)
Nuestro cuerpo está preparado para indicarnos cuándo necesita recibir alimento, descanso, y tantas otras necesidades básicas para su conservación mantenimiento y crecimiento. Cuando llega el mediodía y pasamos al lado de un negocio de comidas, nuestro olfato percibe un deleitoso olor que nos abre el apetito y nos hace sentir ciertos “ruidos” en el estómago. Esa es la señal de que hay hambre y que esa hambre debe ser saciada.
En el mundo espiritual sucede
lo mismo. Nuestro espíritu es nuestro cuerpo espiritual y debe ser alimentado
con las cosas del Espíritu y con la Palabra de Dios. Cuando eso no lo hacemos,
nos debilitamos, nos volvemos raquíticos y nos enfermamos espiritualmente.
Existen cristianos que tienen
mucha "hambre" por las cosas de la vida, llámese alimentos, o hambre
de fama, gloria, posición económica, pero pareciera que para las cosas del Espíritu
no tuvieran hambre. Dicen estar bien "con Dios", que no hacen nada
malo, pero sus vidas en realidad están muertas espiritualmente.
El hambre es una sensación
normal para todo cuerpo humano que está vivo y sano. No tener hambre es anormal
y cuando eso sucede, debemos realizarnos un chequeo médico para recibir
instrucción y tomar ciertas vitaminas.
En este día, el Gran Médico
Celestial quiere quitar tu falta de apetito espiritual para producir hambre de
las cosas de Dios.
Este versículo nos dice que los
que tienen hambre serán saciados. En el Reino de Dios los bienaventurados son
los hambrientos espirituales.
¿Somos nosotros uno de ellos?
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario