viernes, 7 de octubre de 2016

Leyendo... Números capítulo 30


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LECTURA DIARIA:
Números capítulo 30

Moisés le recordó al pueblo que las promesas hechas a Dios y a otros tenían que mantenerse. En los tiempos antiguos, la gente no firmaba contratos por escrito. La palabra de una persona era tan valiosa como una firma. Para hacer que un voto fuera más obligatorio, se daba una ofrenda junto con él. Nadie era forzado por ley a hacer un voto; pero una vez que se hacía, se tenía que cumplir. El romper un voto significaba una confianza perdida y una relación rota.
Se discute aquí las condiciones bajo las cuales podía ser alguien liberado de un voto. No se ofrece provisión alguna para el varón, aun para aquel que todavía estuviese bajo la protección de su padre. De la misma manera, tampoco se menciona la mujer independiente, que nunca se hubiese casado. Estas omisiones descubren lo que preocupa en este capítulo, la relación entre la institución de la familia y las formas del culto.
Una mujer podía ser liberada de su voto en una de las siguientes maneras, por su padre, suponiendo que aún dependiese de él (v. 3-5); por su esposo, en el momento de su matrimonio con él, si había hecho el voto antes de la boda (v. 6-8); o por su esposo si había sido hecho durante el matrimonio (v. 10-15).
El padre o el esposo aprobaban el voto si se mantenía callado, pero debía negarlo expresamente al momento de escuchar de él (v. 14). Las viudas y las mujeres divorciadas no podían ser liberadas de los votos que habían hecho (v. 9).
La estructura jerárquica de la familia en esta cultura se evidencia aquí. Es importante notar que la mujer gozaba de una relación independiente con Dios, pero sus votos estaban condicionados por su situación dentro de la familia, aunque no determinados por ella.

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