LECTURA DIARIA:
Deuteronomio capítulo 10
Por causa del pecado de Israel, Moisés rompió las dos tablas de la ley para indicar la violación del pacto. Después de la oración intercesora de Moisés por el pueblo y por Aarón, Jehová le mandó que subiera al monte para recibir una réplica de las dos tablas de la ley.
La recepción de las nuevas tablas simbolizaba la renovación del pacto y la restauración de la relación entre Dios e Israel. La renovación del pacto fue otra demostración de la gracia y de la misericordia de Dios para su pueblo.
Dios ordenó a Moisés que preparara dos tablas y las trajera al monte para que él escribiera en ellas las mismas leyes que estaban escritas en las primeras tablas. También mandó a Moisés que preparara un arca para servir como depositario de las tablas de la ley. El arca era una caja rectangular de madera de acacia, construida específicamente para guardar las tablas de los mandamientos.
Se llamaba “el arca del testimonio” o “pacto” porque contenía los Diez Mandamientos, que eran las estipulaciones del pacto. El arca representaba la presencia de Dios con su pueblo.
Los levitas fueron separados para servir en el templo, para cargar el arca, para bendecir el pueblo, para enseñar la Ley de Dios y para quemar incienso delante del altar. La promesa de Dios a los levitas fue hecha a Aarón y su descendencia, pero la promesa fue extendida a los miembros de la tribu de Leví.
La exhortación de Moisés a la obediencia servía como una conclusión de la enumeración de las rebeliones de Israel y precedía la presentación del código deuteronómico. La exhortación repite los mismos temas presentados en previas exhortaciones y vuelve a enfatizar lo que los israelitas tenían que hacer para evitar la idolatría. Israel tenía que temer a Dios, amarle y servirle con reverencia y obedecer sus mandamientos.
Moisés concluye su exhortación demandando del pueblo que tema y ame a Dios.
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