UN MOMENTO CON DIOS
¿Quién controla nuestros
pensamientos?
“Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de DIOS. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir con Cristo.” (Colosenses 3. 1 – 3)
¿Alguna vez hemos luchado con pensamientos que sabemos no deberíamos
tener?
Tal vez, a veces, permitimos que nuestra mente se desvíe hacia el
resentimiento, el orgullo, los deseos pecaminosos o la ira; actitudes y sentimientos
que sabemos que no son buenos.
¿Cómo tendemos a responder cuando esto sucede?
Vivimos en un tiempo y una
cultura que continuamente bombardean nuestra mente con información, por medio
de programas de radio y televisión, películas, periódicos e Internet.
A veces, el mensaje es bueno,
pero a menudo no lo es. Y la verdad es que nuestro pensamiento nos afecta más
de lo que podemos darnos cuenta, moldeándonos en lo que nos estamos
convirtiendo. Los pensamientos tienen como fruto las acciones; las acciones,
los hábitos; los hábitos, el carácter; y nuestro carácter, nuestro destino.
El apóstol Pablo insta a los
creyentes a “seguir buscando”. En otras palabras, necesitamos buscar a Cristo y
continuamente fijar nuestra mente en las cosas de arriba. La Biblia nos asegura
que podemos controlar los pensamientos confiando en el Señor: “Por lo
tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del
cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del
cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes murieron, y DIOS les tiene
reservado el vivir con Cristo.” (2 Corintios
10.5)
Si buscamos la ayuda de Dios
en nuestra manera de pensar, ÉL moldeará nuestro corazón, y cambiará nuestra
atención de cosas materiales e impías, a valores más saludables y
espirituales: “Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo
lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo
agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes,
en todo lo que merece alabanza.” (Filipenses
4. 8)
En el momento que depositamos
nuestra fe en Jesús, nos convertimos en personas nuevas.
En esto se basa la capacidad
de pensar correctamente, es decir, de pensar más como Cristo y, por tanto, de
tomar decisiones sabias en la vida.
Esto no significa que siempre
tendremos pensamientos rectos, pero sí el poder por el Espíritu Santo de
dirigir nuestra mente en la dirección celestial.
Dios les bendiga abundantemente.
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