UN MOMENTO CON DIOS
Las bendiciones de Dios.
“Israel, si me oyeres, no habrá en ti dios ajeno… Yo soy Jehová tu DIOS, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré”. (Salmo 81. 8 – 10)
Nuestro Padre Celestial se complace
en satisfacer las necesidades de sus hijos. Sin embargo, muchos cristianos
no logran experimentar las bendiciones de Dios.
¿Qué podemos hacer para no
perder sus bendiciones?
El Salmo
81 brinda
una visión. El escritor se refiere a un tiempo en el que los israelitas no
estaban disfrutando de las bendiciones de Dios.
De acuerdo al libro de Éxodo
ellos alabaron con gratitud por haber sido liberados de la esclavitud, pero
rápidamente se olvidaron de Dios y comenzaron a adorar otros ídolos y a
quejarse de las condiciones en las que estaban. Esta actitud estuvo presente a
lo largo de la historia del Antiguo Testamento.
Los versículos 8 -10 nos muestran la perspectiva de Dios: “Israel,
si me oyeres, no habrá en ti dios ajeno… Yo soy Jehová tu DIOS, que te hice
subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré”.
Nosotros también podemos tener
necesidades insatisfechas por desobedientes. Quizás no estemos adorando
estatuas como lo hicieron los israelitas, pero sí tenemos otros ídolos.
Cualquier cosa que estemos
poniendo por encima de Dios, ya sea una persona, nuestro trabajo, o nuestras
posesiones, puede llegar a ser un ídolo en nuestra vida. Aún nuestras decisiones
pueden pertenecer a esta categoría.
Es por eso que debemos
permitir que el Espíritu Santo nos guíe para basar nuestras decisiones en la
Palabra de Dios.
Pidamos al Señor que nos
muestre cualquier cosa que nos esté impidiendo recibir Sus bendiciones. Escuchemos
atentamente y permitamos que ÉL obre en nuestra vida para arrancar aquello que
sea un estorbo. Nuestro Padre Celestial siempre está listo para bendecirnos y
guiarnos.
Dios les bendiga
abundantemente.
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