martes, 16 de agosto de 2022

Un momento... El poder de nuestra lengua

 


UN MOMENTO CON DIOS

El poder de nuestra lengua

 

 “Pues por tus propias palabras serás juzgado, y declarado inocente o culpable.” (Mateo 12. 37)

 

Cada palabra que sale por nuestra boca tiene tal poder que con ella podemos traer bendición o maldición. Podemos edificar o destruir. Cada palabra que sale por nuestra boca refleja claramente lo que hay dentro de nuestro corazón.

¿Cómo le hablamos a nuestros hijos, a nuestro esposo(a), a nuestra madre y padre, a nuestros hermanos, a nuestros vecinos, a nuestros amigos, o a nuestros enemigos? ¿Nos preocupamos por hablar a cada uno con gracia y sabiduría para la edificación de sus vidas, o nos dejamos llevar por la ira, hiriendo y matando con nuestras palabras a todo el que se nos cruza en el camino cuando las circunstancias nos sacan de tiempo? 

No solo el que escucha es afectado negativa o positivamente, también el que habla recibe sus consecuencias. “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. (Mateo 12. 37)

Las personas que no conocen a Dios son descuidados en su hablar, pero los que conocen a Dios (Sus hijos) debemos de ser siempre prudentes. La vida que usa bien la palabra, edifica. En nuestra boca esta la muerte y la vida. 

Nosotros debemos saber lo que hablamos.

La vida y la muerte están cerca de nosotros.

 “Por el contrario, el mensaje está muy al alcance de la mano; está en tus labios y en tu corazón para que puedas obedecerlo. ¡Ahora escucha! En este día, te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre la prosperidad y la calamidad.” (Deuteronomio 30. 14 – 15)

Lo que hablamos tiene un impacto de muerte o vida.  
Para nuestros hijos, pareja, familiares, amigos. Aún para dejar de pasar problemas económicos, de acuerdo a lo que acabamos de leer en la Biblia. 
Hablando cosas que destruyen.

 “No empleen palabras groseras; usen un lenguaje útil, constructivo y oportuno, capaz de hacer el bien a los que los escuchan.” (Efesios 4. 29)

Ninguna palabra corrompida salga por nuestras bocas. Las palabras corrompidas no hacen bien a nuestra vida presente ni a nuestro porvenir. Son palabras que desaniman, que quitan fuerzas a la persona que las escucha. Lo que decimos tiene poder creativo, recordemos que la creación fue hecha por la palabra. 

 “3 Entonces dijo DIOS: — ¡Que exista la luz! Y la luz existió.” (Génesis 1. 3)

La Palabra de DIOS creó, dio vida, estableció uniones, marco senderos y mucho más. Así nos enseña ÉL, a que usemos la palabra para construir. 
“¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?” (Santiago 3. 11)

No podemos hablar cosas que edifican y destruyen al mismo tiempo.

No podemos ser una persona amargada y feliz a la misma vez.  
No podemos ser una persona que traiga alegría a los demás y

también tristezas.  
Elijamos nuestro estilo de vida escogiendo nuestro estilo de hablar.

Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario