martes, 1 de septiembre de 2020

Tiempo... Santiago 4. 19

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.  Filipenses 4.19.

 

La sociedad actual vive en un tiempo de incertidumbre, muchos tiene miedo a perder su trabajo y no poder mantener su familia.

Viven contando los días del mes porque no llegan con sus salarios a cubrir sus gastos.

Y vemos que muchos creyentes han caído en esa vorágine del mundo, preocupándose y quejándose con los gobiernos de turno ante la economía que llevan.

Pero veamos que dice DIOS en Su palabra sobre este tema.

 “Joven fui, y he envejecido, y no he visto a justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”. 

Salmo 37.25.

 “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.  Filipenses 4.19.

DIOS es nuestro proveedor, sus riquezas no se agotan, para Él no existe la deuda externa ni la interna.

Pero hay una parte muy importante que nos toca es entregar esa área de nuestra vida que tanto nos cuesta que es la economía. Creemos que la espiritualidad no pasa por esa área, que podemos hacer nuestros negocios y gastar el dinero que ganamos como queremos, total es nuestro.

No debemos esperar meternos en problemas económicos para entonces pedir auxilio al Señor, debemos entregar a DIOS nuestras finanzas, nuestros salarios y proyectos y pedir que ÉL nos guie a lo mejor.

Vivimos en una sociedad consumista, el espíritu de consumismo está a la puerta de cada cristiano tentándolo con el mejor coche, la mejor ropa, la mejor casa, o viajes. Y no es que DIOS no quiere lo mejor para sus hijos, pero hay un tiempo para cada cosa, debemos ser buenos administradores.

La felicidad no está en lo material que tenemos.

Podemos confiar en que DIOS suplirá siempre nuestras necesidades. Él nos proveerá todo lo que necesitemos en esta tierra. Sin embargo, debemos recordar la diferencia entre nuestros deseos y nuestras necesidades. La mayoría de la gente quiere sentirse bien evitando el dolor y la incomodidad. Puede que no recibamos todo lo que deseamos.

Al confiar en Cristo, nuestras actitudes y apetitos pueden cambiar de desear todo a aceptar su provisión y poder vivir para por El. 

Tenemos un DIOS que es amor, conoce todos los corazones de cada uno de nosotros, sabe cuáles son nuestras intenciones, así como dice que no está nuestra palabra en nuestra boca, pero Él ya la sabe, es decir conoce nuestros pensamientos.

DIOS no se olvida de sus hijos, hemos escuchado miles de testimonios y lo hemos visto en nuestras propias vidas, por lo que de ello podemos estar más que seguros.

Dios les bendiga abundantemente.

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