viernes, 25 de septiembre de 2020

Tiempo... Salmo 28. 7

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Jehová es mi fortaleza y mi escudo;  en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré”. Salmo 28. 7.

 

Existen dos tipos de estado, atravesando pruebas y pruebas atravesadas.  

La vida es una especie de montaña rusa donde por momentos, todo parece estable, pero en realidad lo que viene adelante puede ser complicado.  

Esto debe hacernos meditar sobre dónde ponemos nuestra esperanza.  

Si confiamos en el Señor, y dejamos que Él sea nuestra fuerza y nuestro escudo, entonces no debemos llenarnos de temor, sino de esperanza y gozo.  

Por el contrario, si seguimos pensando que nosotros podemos salir adelante por nuestros propios recursos, entonces sí, la incertidumbre debe ponernos a temblar.  

Al leer la Palabra de DIOS, encontramos en ella la certeza para confiar y la esperanza para seguir adelante, sabiendo que DIOS está en control de toda situación y que va a obrar, de tal manera ante nuestro pedido, que ya podemos agradecerle de antemano por lo que Él va a hacer.

 Por esta razón, podemos estar convencidos que las palabras que encontramos en la Biblia, es real sino viva y eficaz para dirigir nuestros pasos diariamente.  

 Todos aquellos que hemos puesto nuestra vida a los pies del Señor podemos, como dice el versículo, cantar y darle gracias a Dios por cómo nos guarda, nos ama y nos llena de esperanza mientras que las circunstancias son abrumadoras.  

Por el contrario, cuando uno no tiene a DIOS en su vida, simplemente no tiene a qué aferrarse y se hunde dentro de su propio orgullo.  

La alabanza y la fuerza van de la mano. Cuando le damos gracias a DIOS, Él nos da fuerzas. Al dar gracias a DIOS por adelantado antes de la respuesta, nos mantiene animado.

Recuerda, nunca vamos a permanecer firme en la fe si nos quejamos. El quejarnos solo hará que nuestra “fuerza” se vaya como el agua. No tendremos determinación, si continuamos hablando de lo malo que hay en nuestra vida. Debemos tener siempre  una actitud de alabanza.

Podemos decirle “El proceso puede ser lento, pero Señor, quiero darte las gracias porque Tú me prosperarás incluso en un desierto.” “La gente que viene contra mí puede ser poderosa, pero Señor, quiero darte las gracias porque Tú eres todopoderoso”. ¡La alabanza nos mantendrá un paso adelante!

Muchas veces pensamos: “Voy a alabar a DIOS después de que el problema se resuelva de manera positiva.”

Pero si no aprendemos este principio de dar gracias a DIOS por adelantado, no tendremos la fuerza necesaria para esperar la promesa.

Cada mañana al despertar, deberíamos empezar el día diciendo: “Padre, te doy gracias porque mis objetivos se están cumpliendo. Gracias porque los problemas se están resolviendo. Gracias porque Tú eres más grande que este obstáculo.”

Sigue alabándole para recibir su fortaleza y así poder abrazar con valentía, la victoria que Él tiene para cada uno de nosotros.

Recuerda: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.  (Isaías 40. 29 – 31).

“Así que no estén tristes. El gozo del Señor es nuestra fuerza”.

(Nehemías 8.10).

El corazón que verdaderamente cree, a su debido tiempo se regocijará en gran manera; tenemos que esperar gozo y paz al creer.

Dios les bendiga abundantemente.

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