lunes, 28 de septiembre de 2020

Tiempo... Salmo 18. 1 - 3

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos”. Salmo 18. 1 – 3.

 

Puede ser que en este momento, los problemas nos hagan creer que no valemos mucho. Y, nos preguntemos lo siguiente:
¿Es posible que algún día se acaben mis angustias? ¿Realmente se resolverá el problema que me preocupa?

La Biblia nos ayuda a saber cuánto valemos para DIOS, y de que sí, existe esperanza real de que se acaben nuestros problemas.
La garantía la hallamos al leer el Salmo 18.
Porque sí sabemos cuándo comienza una situación angustiosa, un problema que parece no tener salida. Pero, ¿sabemos acaso el día del final del problema?
Lo que sí tenemos claro es que hay un día final, un día en que se acaba el problema. Y si uno ha depositado toda su fe y confianza en DIOS, entonces es el momento de expresar gratitud a DIOS por ser leal con uno en esos momentos en los que provoca salir corriendo, pero Él está allí.
Ciertamente, David terminaba de pasar por un tiempo de terrible prueba. Saúl había puesto un precio sobre su cabeza y lo había perseguido sin descanso, tanto así, que él estaba forzado a dormir en cuevas, guaridas, y campo abierto.
David en la angustia siguió invocando, clamando por ayuda divina. Cual hijo con su padre, David sabía que sólo DIOS podía ayudarle. Tenía certeza en el poder de la oración. Porque la oración es poderosa, y es respondida por DIOS siempre.

La gran razón por la cual uno puede esperar liberación de DIOS no es el servicio que uno le dé, o la conducta recta que uno tenga en la vida. Eso está bien. Pero lo que mueve a DIOS a la acción es simplemente esto: ¡DIOS se complace de ti! ¡Tú eres de gran valor para él!
Esta verdad es más que un pensamiento bonito. Es la llave misma para tu liberación de cualquier batalla que hace estragos en tu alma. Es el secreto para entrar en el descanso que DIOS ha prometido.
Tal vez sea difícil creer que una persona turbada y con fallas pueda ser alguien precioso, o de gran valor para DIOS.
¡No es momento de ceder a un sentimiento de desánimo, desaliento o de sentirse sin valor ante DIOS!

Para DIOS todos sus hijos somos de gran valor. Al punto que dio la vida de su único hijo por cada uno de nosotros. Nada se puede comparar con el amor de nuestro Padre Celestial.

¿Tienes todavía alguna duda, de que como ayudó a David, no nos librará a cualquiera de nosotros de cualquier problema que podamos tener?

Dios les bendiga abundantemente.

 

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