domingo, 27 de septiembre de 2020

Tiempo... Salmo 12. 1 - 5

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres. Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, Y la lengua que habla jactanciosamente;

A los que han dicho:

Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros? Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová; Pondré en salvo al que por ello suspira”. Salmos 12. 1 – 5.

 

David estaba pasando un punto crítico en su vida. Se le nota desesperanzado. Estaba dentro del oscuro túnel donde no se divisa la salida. En medio de su pesadumbre clama al único que puede ayudarle, a DIOS y le dice: “Salva, oh Jehová”. La desesperanza se debe a que parecería que se habían esfumado los piadosos de la tierra y habían desaparecido los fieles entre los seres humanos. Obviamente, David está exagerando, porque nunca jamás puede darse el caso que en la tierra no quede ni un solo piadoso y no quede ni un solo fiel. Elías también se sintió como David en algún momento de su vida y DIOS tuvo que reprenderle haciéndole saber que había un remanente de 7.000 personas que eran piadosas y fieles.

La exageración de David no es casual, es intencionada para ilustrar su punto. Lo que pasa es que la gente de su época estaba tan corrompida que encontrar un justo era como buscar una aguja en un pajar. La corrupción que combate David en este caso tiene que ver con el hablar del impío.

Que poderosa es la lengua del ser humano. Tiene poder para levantar o para derribar. Tiene poder para construir o destruir. Tiene poder para animar o desanimar.

Si nos cabe la menor duda sobre esto, miremos en el libro de Santiago y allí veremos que la lengua es pequeña pero se jacta de grandes cosas. La lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Esto es lo que desanimó tanto a David al escribir el salmo 12.

David nos da tres males de la lengua. Primero, la lengua mentirosa. Cada uno habla mentira con su prójimo. La mentira es pecado, no importa si es mentira pequeña o mentira grande, no importa si es mentira blanca o mentira negra, no importa si es media mentira o media verdad.

Cuidado con la mentira, un creyente jamás debe echar mano de la mentira para salir de un apuro, para quedar bien con el jefe o con el vecino o con el maestro o con la esposa o con los hijos o con los acreedores.
Segundo, la lengua lisonjera. Hablan con labios lisonjeros dice el salmista. Lisonjear es sinónimo de adular. Es alabar a una persona por cosas que no son verdad. La lisonja tiene siempre una segunda intención. Es una forma de manipular a alguien para conseguir algo que queremos.
Tercero, la lengua hipócrita. Hablan con doblez de corazón dice el salmista. La lengua hipócrita dice cosas que no las siente en el corazón. Es cuando decimos cosas de labios para afuera, cuando por dentro sentimos totalmente lo contrario.

Estos males son tan comunes en mucha gente, y casi nos hemos acostumbrado a ellos, pero como David, debemos reconocer que son males extremadamente serios.

Al ver la gran corrupción en el hablar, David cayó en el abatimiento y pensó que ya no quedaban piadosos ni fieles en la tierra.

Pero además del clamor del salmista, en el salmo 12 encontramos la convicción del salmista. David está empezando a divisar la salida del túnel.

En los versículos 2 - 4 dice: "Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente; a los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?" Dejamos atrás a un salmista confundido por la maldad y comenzamos a ver a un salmista lleno de convicción en cuanto a lo que DIOS es capaz de hacer. David dice que el impío, con su lengua mentirosa, lisonjera e hipócrita no pasará desapercibido delante de DIOS, porque DIOS está presto a destruir a todos los de labios lisonjeros y a todos los que hablan con lengua jactanciosa. Es algo muy serio, DIOS está listo para condenar a los que caen el pecado de la lengua, aquellas personas que confían en el poder de su lengua, que piensan que por su habilidad para mentir, para lisonjear y para hablar con hipocresía van a permanecer para siempre.

Después de hablar del clamor del salmista y de la convicción del salmista. Encontramos el consuelo del salmista.

Salmo 12.5 dice: "Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová, pondré en salvo al que por ello suspira" Si miramos la maldad de los impíos viviremos desconsolados toda la vida, pero si miramos al Señor, podremos hallar consuelo como el salmista.

Confiemos en DIOS y veremos que Él está pronto para librarnos, es el consuelo del Salmista y puede también ser nuestro consuelo.

Dios les bendiga abundantemente.

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