martes, 31 de diciembre de 2019

Tiempo... Proverbios 3. 5 - 6



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”.  Proverbios 3. 5 – 6


Estamos comenzando otro, quizás nos preparemos como mucha gente para un año más. Ahora, también puede ser el día más importante de nuestra vida, el comienzo de una hermosa aventura en la cual ya nada sea igual a lo anterior. Que todo fuera transformado, que de repente una gran alegría nos inunde y todo nuestro ser sea lleno de una paz inigualable, y cuando empecemos a mirar a nuestro alrededor, todo se vea diferente, parecido a lo de antes pero con un color diferente, todo color esperanza.
Parece una locura verdad, pero es posible, está al alcance de nuestra mano.
La gran diferencia está en el corazón de cada persona, en abrir nuestro corazón y confiar en Dios.
Él está allí, a la puerta de nuestro corazón, y quiere sanarnos, no solo en nuestro cuerpo, sino ir más profundo, quiere sanar las heridas de nuestro corazón, esas que se vamos acumulando a lo largo de la vida, por la desobediencia, el pecado, y todas aquellas cosas que nos han mantenido alejado de Dios.
Muchos no nos dimos cuenta y vivimos la vida como pudimos hasta que un día tocamos fondo y alguien se acercó y nos habló de su amor.
Esa persona que nos ama es DIOS que nos demostró de una manera maravillosa su amor a través de la vida de su Hijo Jesucristo.
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3.16).
Qué bueno es saber que podemos vivir mejor de la mano de DIOS, cambiar, nuestra manera de pensar y aprender la verdad a través de Su Palabra.
Solo Cristo nos hace nuevas personas, perdona nuestros errores y sana las heridas que nos provocaron las batallas de la vida, ¡¡Él nos hace libres!!
“Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8.31- 32).
Eso sí, hay que entregarle la dirección de nuestra vida y confiar cada día para que este año sea diferente, ¡eso se llama confiar!
Dios les bendiga abundantemente.

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